Durante la temporada de caza, el día a día de José Antonio Elías transcurre preparando las monterías que se desarrollarán durante el fin de semana. El resto de meses, entre febrero y octubre, preparando los cotos en los que volverán las jornadas de caza menor ese otoño. Así lleva José Antonio Elías 25 años de trabajo al frente de Cinegética Trujillana, que promueve cacerías en fincas de Aliseda, Membrío y el entorno de Monfragüe.

En ese tiempo la situación ha cambiado de forma sustancial "sobre todo en cuanto a la presión que tenemos por parte de la administración", se queja. "Cada vez tenemos más trámites y más requisitos que cumplir y apenas se ayuda a la caza a pesar de que genera mucha riqueza en Extremadura", lamenta. Este será uno de los años en los que menos actividad prevé durante la temporada, que se verá reducida en su caso a 12 monterías de las 30 que ha llegado a organizar en los mejores años.

"En estas monterías los puestos pueden llegar a 300 euros, pero te encuentras con que te llaman y te dicen que no pueden pagar más de 150, y si los puestos no se venden, tienes que bajar el precio" cuenta.

Elías calcula que cada montería suponen 30 puestos de trabajo entre coches, postores y hombres a caballo, además de los servicios que se contratan, como el catering, para atender a una media de 30 a 50 cazadores, de los que una parte importante vienen a Extremadura atraídos por la amplia oferta.

"Casi un 80% de los que se interesan por las monterías vienen de otras regiones como Madrid o Castilla y León", cuenta. Por el contrario, el cazador extremeño se suele interesar más por la caza menor. "Ese cazador que viene de fuera deja mucho dinero aquí", advierte el empresario, que hace años ya envió a la Junta un pequeño estudio que concluía que estos aficionados a la caza se dejaban por término medio 300 euros por jornada. "Llenan muchos fines de semana los hoteles", asegura.