Como alcalde de Alcántara, Luis Mario Muñoz conoce de primera mano el impacto que la actividad cinegética de la zona tiene en la localidad. "Los fines de semana se llenan los hoteles y los restaurantes", asegura. Los meses de otoño e invierno no son tan proclives a la práctica del turismo patrimonial del que se nutre Alcántara en los meses con mejores condiciones climatológicas y la caza se presenta como tabla de salvación para la hostelería de la zona. "Años atrás predominaban los cazadores españoles, pero ahora la cifra se ha reducido al 50%", dice. La otra mitad de visitantes atraídos por la caza llegan de países como Francia, Bélgica a Italia, pero en los dos últimos años también de Rusia, según explica. El impacto económico que su llegada tiene en la zona varía, aunque el gasto medio está en 300 euros por persona y fin de semana. "Si acuden a una montería de alto standing, solo pagar el puesto puede llegar a los 6.000 euros".