Llueve sobre mojado para la caza menor o al menos para una de las especies señeras, el conejo, que vive desde hace años acorralado por enfermedades que han ido abocándolo en muchos cotos a la desaparición. "Esto era el paraíso de la caza menor y ahora vas por el campo y solo se ven zorras, milanos y cuervos" se queja José Antonio Elías. El sufre la situación en los cotos que gestiona para la actividad cinegética y en los que se queja de que no les dejan actuar "como se debería para poder conservarlo". La consecuencia de todo ello es que "la caza menor está desapareciendo", asegura.

Es lo que también apostilla el presidente de la Federación Extremeña de Caza, José María Gallardo, que recuerda que buena parte del origen del deterioro de la caza menor está "en la difícil situación que atraviesa el conejo desde hace años", encadenando enfermedades que han reducido las poblaciones al borde de la desaparición en muchos cotos de la región. "Comenzó con la mixomatosis y posteriormente con la enfermedad hemorrágica vírica", recuerda. Esta última es la que está acabando con buena parte de las poblaciones, lo que al final repercute en el resto de especies cinegéticas.

LOS PROBLEMAS "El conejo es la especie más básica de la pirámide y al no haberlo, los depredadores se están alimentando de otros animales", analiza Gallardo. Eso está incrementando la presión sobre otras poblaciones de caza me

nor, como perdices y liebres, "tanto por parte de los depredadores como de la gestión cinegética", dice.

A todo ello une un elemento más, los usos agroganaderos, que tampoco son lo suficientemente respetuosos con el medioambiente para la federación de caza, que cuestiona el uso de herbicidas, pesticidas o prácticas como cosechar por la noche o la sobreexplotación de fincas, por el impacto negativo que tienen sobre las principales especies de caza menor. "A la caza menor se le ha juntado todo", lamenta.

Con las complicadas perspectivas de futuro, la federación recogió en diciembre del 2014 más de 10.000 firmas en la región y presentó a la Junta de Extremadura junto a ellas un paquete de medidas destinadas a mejorar las poblaciones.

"Queda mucho por hacer, porque solo se ha hecho lo que era más inmediato", sostiene Gallardo. Básicamente se introdujeron una serie de cambios legislativos en cuanto al control de depredadores y se habilitaron nuevas herramientas para poder llevarlo a cabo. Para el siguiente paso, fija entre las prioridades, "implementar medidas a través de la política agraria comunitaria para mejorar cultivos".

Precisamente el plan regional de caza también contempla herramientas para recuperar estas especies y que "las zonas que tradicionalmente han sido de caza menor puedan recuperar su expansión", subrayan desde el área de Caza de la Junta, donde reconocen que se ha producido una expansión de algunas especies, como ciervos y jabalíes, que se pretende ahora delimitar a sus hábitats.