Casi la mitad de los extremeños no lee en su tiempo libre. O viendo el vaso medio lleno, hay un 52% de extremeños que lee libros por placer, aunque este dato supone la tasa más baja de toda España y un retroceso respecto a las cifras del año pasado en la región (además de Extremadura, solo baja en el País Vasco), cuando Extremadura ocupaba la penúltima posición. El último estudio de a Federación de Gremios de Editores de España publicado en enero, con datos recopilados a finales de 2018, dice que el 67,2% de la población española lee libros, un 59,7% lee libros por ocio, en su tiempo libre, y el 28,9% lee por motivos de trabajo o estudios. Consumen una media de 10 libros al año y emplean 8,4 horas a la semana. Pero hay muchos matices entre unas y otras regiones y en el caso de Extremadura esos matices se traducen en que no leen tantos, ni tanto.

De hecho, lo que determinan esas cifras es que casi la mitad de los extremeños no ve en la lectura una alternativa de ocio, y de ese modo la región cae a la última posición (en 2017 ocupaba el penúltimo lugar, por delante solo de Canarias). Solo el 52,2% de los extremeños mayores de 14 años lee libros en su tiempo libre, lo que supone retroceder dos décimas respecto al año anterior, y dos puntos atendiendo a su mejor dato, en 2012 (54,2%), cuando toco techo tras cinco años de subidas: cuando comenzó a publicarse el estudio, en 2007, la tasa de lectores en Extremadura era del 49,5% y subió al 54,2% hasta 2012.

La cifra actual (52,2%) dista bastante de la media nacional, que se sitúa en el 61,8% de la población mayor de 14 años, y aún más de los datos que arrojan comunidades como Madrid (72,8%) de la que nos separan 20 puntos. Además, frente a la tendencia al alza que sitúa el estudio a nivel general, en el caso de Extremadura es a la baja y se deja dos décimas respecto al 2017.

Entre los que no leen ahora, el 49% afirma que no lo hace por falta de tiempo, aunque eso afecta principalmente a la población de más de 24 años. Entre los más jóvenes (la población de 14 a 24 años en el caso de este estudio) confiesan que no leen porque «no les gusta o no les interesa» en más de la mitad de los casos (el 51,1%) o porque «prefieren emplear su tiempo libre en otras cosas», dicen en el 35% de los casos.

«Creo que en el caso de Extremadura la muestra que se ha tomado no es suficientemente representativa. Pero no hay que ser condescendiente. El dato es descorazonador y estamos haciendo cambios en la política de fomento de la lectura, pero los resultados se ven a medio o largo plazo», dice Francisco Amaya, coordinador del Plan de Fomento de la Lectura de Extremadura. De hecho, desde su llegada hace 10 meses, se ha diseñado un nuevo plan del que en breve se pondrán en marcha una batería de medidas, entre ellas 60 encuentros entre jóvenes y autores extremeños.

«En una sociedad como la actual, los adolescentes atraviesan en esa edad una desconexión del modo de leer tradicional. Y es cierto que aunque lean en otros formatos y otros estilos, lo que se adquiere a través de la literatura no se adquiere de otro modo», analiza Amaya. Comparte que hay que acercar la literatura a los más jóvenes y buscar fórmulas para hacerlo: «tenemos que encontrar qué literatura es la que les interesa, en cuál encuentran el espejo en el que mirarse y puede contribuir a que se enganchen a la lectura», afirma.

En el otro lado de la balanza, Amaya sitúa los datos de los 380 clubes de lectura que hay en la región, «que demandan cada vez más formación y más colecciones».

Sí compramos/ Los extremeños leen pocos libros y tampoco compran mucho, aunque quienes compran lo hacen en cantidades abultadas, según el estudio. Aunque solo el 42% de los extremeños compró libros en el último año, lo que supone una de las tasas más bajas del país (la media se sitúa en el 50% y en regiones como Madrid el 56,7% de la población de más de 14 años compra) los que lo hicieron adquirieron de media 8,7 libros en ese periodo, una de las cifras más abultadas, tras Cantabria (compraron de media 10,5 libros), la Comunidad Valenciana (9,2) y Aragón (8,9). El principal canal de compra de libros no de texto sigue siendo la librería tradicional, según el estudio, seguido de las cadenas de librerías, los grandes almacenes e internet, que sigue alza y ya es el cuarto canal de compra (aunque igualado con las cadenas de librerías y que los grandes almacenes), principalmente aupado por el gigante Amazon.

El informe se centra en la lectura en tiempo libre, aunque lo analiza también desde otras perspectivas: lectura por trabajo o estudios, y aporta datos sobre cómo se lleva a cabo la actividad. Por ejemplo, el 96% de los lectores lo hacen en casa.