Cada vez más viejos y también más solos. Prácticamente uno de cada cinco extremeños supera ya los 65 años de edad y el 20% de ellos, más de 48.000 personas, viven solos en casa. El 70% son mujeres y viudas. «Hay gente que está sola porque prefiere vivir así pero hay muchos más mayores que lo están por necesidad y hay que estar especialmente atentos. No permitamos que estas personas estén aisladas de la sociedad, metámonos un poco en sus vidas», espeta Petri García, presidenta de la Federación de Cáceres de la Unión Democrática de Pensionistas de España (UDP).

Y eso es precisamente lo que persigue un nuevo proyecto que van a desarrollar la UDP y nueve ayuntamientos extremeños. La idea es emular las buenas prácticas que ya llevan años desarrollando dos localidades de la región: Pescueza (de unos 150 vecinos, en Cáceres) y San Pedro de Mérida (850 habitantes, en Badajoz). Son pioneros en mejorar la atención a los mayores y modelos a seguir. Ambos consistorios cuentan con programas de teleasistencia avanzada, entre otros servicios, para cuidar a sus vecinos más longevos. Asisten sus necesidades más básicas pero también ofrecen compañía y apoyo. «Están haciendo una labor exquisita y esto tiene que hacerse extensivo a más personas», insiste García.

Esta semana pasada, los alcaldes de Berrocalejo, Casar de Cáceres, Casas de Castañar, Guadalupe, Higuera de Vargas, Puebla de la Calzada, Villanueva del Fresno, Zarza Capilla y Guareña han firmado un convenio con la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España para desarrollar el proyecto que han denominado ‘Contigo en casa. Acompañamiento a la soledad’. La idea es desarrollar una red de apoyo a la soledad de los mayores básicamente tirando de la tecnología: con móviles que permitan fácilmente conectar las 24 horas del día a los usuarios con trabajadores en el mismo entorno, cuando una persona demande ayuda o simplemente en su día a día.

Es una forma también de facilitar la permanencia del mayor en su entorno con bienestar. «Porque esa es una las principales preocupaciones de los mayores, tener que dejar su hogar», apunta García. Bien lo sabe Manuela Carrión, una vecina de Cáceres, de 77 años, que lleva más de una década viviendo sola en la ciudad. «Yo no me pienso mover de mi casa mientras pueda. No me gustaría tener que marcharme a una residencia, pero tampoco quiero dar trabajo a mis hijos, por eso mientras me defienda no me muevo de aquí». Y no precisamente porque le entusiasme vivir así. «La soledad es mala, no creo que a nadie le guste, pero acabas acostumbrándote». Manuela, que se quedó viuda a los 48 años, procura estar distraída y activa. «Leo, hago crucigramas, voy a gimnasia, cocino, paseo con las amigas... y tengo pendientes de mí a mis hijos, se preocupan mucho, sobre todo a mi hija que vive también aquí en Cáceres». Los veranos los suele pasa en el pueblo, en La Codosera, y allí la soledad es diferente: «en los pueblos nos conocemos todos y estoy más distraída, pero quiero estar aquí con la familia». La clave frente a la soledad, dice, mantenerse activa.