Si en algo están de acuerdo los alcaldes implicados es que no deben ser los pueblos, las comarcas o las comunidades las que decidan por dónde pasa una carretera de titularidad nacional. «Esta división le viene muy bien a Fomento para no hacer nada», coinciden. Pero son los técnicos de este ministerio, aseguran, quienes deben actuar.

Tras años de olvido, la futura Autovía del Levante, la A-43, la que une la provincia de Badajoz y Ciudad Real (y enlazaría Extremadura y Valencia), ha resurgido. El proyecto se planteó por primera vez hace dos décadas y ahí sigue en el aire; pero ahora su reivindicación ha vuelto a cobrar solidez aunque las fuerzas estén repartidas.

Sobre la mesa, dos propuestas: el trazado norte (la conversión de la N-430 hasta Ciudad Real) y el sur (pasando por Castuera y Cabeza del Buey hasta Puertollano). Los argumentos de defensa de uno y otro son similares: la necesidad de desarrollo económico y social y la despoblación. Desde la Plataforma N-430 (formada por 52 municipios pacenses y ciudadrealeños y cuyo portavoz es el alcalde de Herrera del Duque, Saturnino Alcázar) también aducen los accidentes en esta vía, considerada la tercera más peligrosa de España.

PATATA CALIENTE

Ante esta realidad, el Ministerio de Fomento ha dejado la patata caliente en las comunidades involucradas, Extremadura y Castilla-La Mancha. Ha instado a que ambas regiones acuerden qué ruta quieren. Y ha insistido en esta postura asegurando que «hasta no exista consenso territorial» no se hará un nuevo estudio informativo. O lo que es lo mismo, de momento no dedicará ni un solo euro a esta autovía.

Este planteamiento, inevitablemente, aviva la división: «Pero tenemos que huir de los enfrentamientos. Las comunidades no pueden marcar las directrices de esto. Es una infraestructura nacional. Es responsabilidad del Gobierno», manifiesta Francisco Javier Fernández, alcalde de Navalvillar de Pela (4.500 habitantes).

En este municipio se celebró la semana pasada la última manifestación para pedir el desdoble de la N-430, esto es, para reivindicar la opción norte. Más de 4.000 personas acudieron a la protesta. «La gente se ha empezado a dar cuenta de que tenemos un problema de seguridad. Este verano murieron dos personas», recuerda.

Circular por esta nacional implica ir casi siempre detrás de un camión o varios y que se crucen tractores. O viceversa. El tráfico es intenso por la salida de mercancía de las empresas hortofrutícolas de la zona. Cada dos por tres, un cruce o un acceso a un camino.

El trazado norte partiría desde Torrefresneda hasta Ciudad Real, unos 215 kilómetros de camino, siguiendo el mismo recorrido que la N-430 (Valdivia, Navalvillar de Pela, Casas de Don Pedro...), que se renombraría como A-43. «La alternativa por el sur no nos beneficia, serían hasta 100 kilómetros más, de manera que a una empresa de transporte no le convendría», asegura el alcalde de Navalvillar.

Y argumenta: «Nosotros somos los primeros que hemos tenido un documento oficial del Ministerio de Fomento con un trazado ya claro, y fue en el año 2002. Todo el conflicto empieza porque Castilla-La Mancha dice que quiere que pase por el sur para beneficiar a Almadén y Puertollano».

LA reunión / Cierto que tanto el Ejecutivo manchego como la Diputación de Ciudad Real ya han manifestado que su prioridad es el sur (o más bien el centro-sur, porque hubo varias alternativas). Pero esta misma semana los alcaldes de la Serena (Valle de la Serena, Higuera, Esparragosa, Capilla, Magacela, Villanueva, Peñalsordo, Zarza Capilla, Monterrubio, Benquerencia, Castuera, Zalamea, Cabeza del Buey, Quintana y Campanario) se han unido a la petición de los pueblos ciudadrealeños celebrando un encuentro en el ayuntamiento de Don Benito. «Ese acto fue una respuesta a nuestra manifestación», sostiene el alcalde de Pela.

«Hay un proyecto del Gobierno del trazado sur de 2008», arguye, en respuesta, Ana Belén Valls, alcaldesa de Cabeza del Buey (4.900 habitantes). «Urge el desarrollo de la zona, solo hay carreteras provinciales y comarcales», añade.

También apostilla que el problema de Extremadura es el déficit de infraestructuras, por lo que todas las reivindicaciones son lógicas.

Desde Don Benito, donde se celebró la reunión en defensa de la opción sur, su alcalde, José Luis Quintana, justifica sin embargo que su única opinión es que «debe ser el Ministerio de Fomento quien tome la decisión del trazado». «Yo solo fui anfitrión de ese encuentro en el ayuntamiento, no portavoz de nada», añade.

Si bien en Castilla-La Mancha solo hay oficialmente un postura, la Junta de Extremadura prefiere estar al margen (más aún con elecciones a la vuelta de la esquina y teniendo en cuenta que todos los implicados, Gobierno, comunidades, ayuntamientos... están en manos del PSOE).

El PP, desde la oposición, propone que se hagan los dos trazados (la llamada ‘Y’), lo que implicaría una mayor inversión aún.

De momento, no hay acuerdo y Fomento se desentiende. La A-43 sigue en el aire.