Después de la Semana Santa el calendario de celebraciones está copado tradicionalmente por las comuniones, que están ya preparándose. «Todas las celebraciones suponen siempre un altísimo riesgo», advierte Luis Miguel Fernández Pereira, inmunólogo y coordinador desde hace tres décadas del laboratorio de Inmunología y Genética Molecular en Hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres.

El problema para este experto no son las comuniones en sí, sino las celebraciones posteriores y la movilidad que se asocia a este tipo de eventos que son tradicionalmente días de encuentro para la familias. «Es normal que en cualquier celebración nos relajemos un poco, porque no somos capaces de no dar un abrazo al primo que hace un siglo que no vemos y más con las circunstancias de este año», razona. Y en ese sentido advierte especialmente del riesgo para los que califica como «los abuelos jóvenes»: esos mayores que rondan los 65 años, que no están aún entre los grupos que se han vacunado o se vacunarán en las próximas semanas y por tanto llegarán a las fechas en las que están previstas las comuniones (principalmente mayo y junio) sin la inmunización, lo que les coloca en una posición más vulnerable.

«Cuando los abuelos están con sus nietos, se les olvida esa situación de riesgo y que los niños son portadores asintomáticos. Tendemos a creer que nuestro hijo, sobrino o nieto no nos va a pasar el virus y bajamos la guardia con la mascarilla», apunta el experto. Recuerda, por ejemplo, que desde el inicio de la pandemia la mayor parte de los brotes han estado asociados a eventos familiares y alerta del peligro de los espacios cerrados: «si se van a celebrar (las comuniones), siempre va a ser mejor al aire libre, mejor aún si además fuéramos capaces de mantener una distancia de seguridad de forma permanente y si nos pusiéramos también permanentemente la mascarilla. Pero eso es muy complicado», apunta.

La evolución de la pandemia y la sucesivas olas son a su juicio elementos que nos deben hacer reflexionar: «nunca pensé que después de estar con cero, uno o dos casos en julio, habría una segunda, tercera y veremos si cuarta ola. Pero ojo, porque llevamos un tiempo en una meseta de casos (en torno a 70 -80) que no acabamos de aplanar», recuerda.

Los aerosoles

Sobre las condiciones de riesgo de contagio, «siempre pongo un ejemplo muy gráfico para entender cómo funcionan los aerosoles y la propagación del virus del covid-19: si tú te encierras en una habitación con una persona que está fumando un puro, te vas a ahogar con el humo; pero si te lo encuentras en la playa, no te vas a enterar. Los riesgos por los aerosoles son la clave y es algo que está sobradamente acreditado», recuerda el experto.

A eso se une otro elemento de riesgo a juicio de Fernández Pereira: «Después del fin de semana de celebración, esos niños van a volver el lunes a sus aulas, los padres a sus trabajos y cada familiar a su lugar de residencia», lo que considera que incrementa también las posibilidades de propagar el virus y más aún teniendo en cuenta que la cepa que parece estar detrás de la mayoría de contagios ahora es la británica, que según los estudios disponibles, es mucho más contagiosa. «Creo que no es el momento de levantar las mano con las restricciones y arriesgarnos a una cuarta ola», advierte el inmunólogo, que hace un llamamiento a la prudencia con estas celebraciones: «Hay que pensar que en pocos meses podremos estar vacunados una gran mayoría de ciudadanos y será más seguro plantear eventos. Sé que esto que digo es duro para las personas a nivel emocional y también lo es para la industria del turismo y de los eventos, pero lo más sensato sería hacerlo en el otoño, con la vacunación más avanzada y más posibilidades de que no haya una nueva ola con las consecuencias que eso tiene», advierte el sanitario.

«No olvidemos que además del covid hay otros problema de salud y que la asistencia se ha complicado mucho en el último año; que no se está pudiendo operar con tanta rapidez porque la prioridad es atender el covid y que tenemos que pensar en que no se incremente también la morbilidad», señala.