Las comuniones del 2021 se debaten entre la agitación de los preparativos del evento y las dudas sobre si la evolución de la pandemia permitirá llevarlas a cabo, cómo serán y si se podrán realizar en las fechas que las familias tienen concertadas. El año pasado las celebraciones se pospusieron al otoño porque hasta finales de abril el país estuvo bajo un confinamiento estricto y entre mayo y junio aún se iban sucediendo las distintas fases de desescalada.

Las parroquias extremeñas están programando este año las comuniones para las fechas habituales, aunque siempre sujetas a las restricciones que va marcando Sanidad, en vilo ante posibles cambios en las limitaciones de aforo y con «flexibilidad» para adaptarse a las circunstancias específicas de cada familia. Otra cosa es si las familias se atreven a dar el paso de unir al acto religioso la fiesta posterior sin saber si podrán hacerlo, sin tener certezas del límite de invitados y sin conocer si los cierres perimetrales permitirán a las familias moverse entre comunidades o municipios.

En el sector hostelero reconocen inquietud por la incertidumbre. El ritmo de contratación es muy lento y desde el año pasado llegan encargos con una semana de antelación.

En cuanto al comercio (especialmente ropa y calzado), otro de los sectores que tienen en las comuniones un filón durante la primavera, también acusan la falta de certeza. Las ventas de los trajes de los niños , que suelen hacerse entre diciembre y enero, no arrancaron este año hasta febrero y hay familias que aún dudan: «Las que tienen la comunión en septiembre ¿cómo compran el traje sin saber qué talla tendrá el niño entonces?», dice Lupe Galán, que tiene 16 años de experiencia en la venta de trajes de comunión en la tienda La Nube. Aun así, el ritmo de ventas sí va adquiriendo cierta normalidad aunque no en el caso de los trajes de invitados: «¿Si las comuniones apenas tienen invitados, para qué va a comprarse trajes la gente?» pregunta esta empresaria.

«La limitación de aforos y la capacidad de cada templo es lo que nos condiciona toda la organización», apunta sobre e acto litúrgico el arcipreste de Cáceres en la diócesis Coria-Cáceres, Ramón Piñero.

En Extremadura se celebraron en 2019 un total de 5.643 comuniones (los datos del 2020 no están completos por el retraso de la celebraciones) de las que 1.144 corresponden a la diócesis de Coria-Cáceres, 1.392 a la de Plasencia y 3.107 a la Archidiócesis Mérida-Badajoz. Este año se podría registrar un incremento en esa cifra porque algunas familias optaron por aplazar el evento en el 2020 con la esperanza de que en el 2021 la situación fuera distinta. Lo cierto es que frente a las limitaciones que las tres diócesis marcaron el año pasado a sus parroquias, esta vez no se les han impuesto más restricciones que las determinadas por Sanidad. «Se está dejando a criterio de los párrocos, se trata de dar algo más de normalidad», razona Francisco Barrado, vicario pastoral de la diócesis de Plasencia.

Eso supone que las celebraciones arrancarán en muchos casos en el mes de abril, como es habitual, y que se concentrarán mayoritariamente entre mayo y junio; pero también que habrá comuniones en los meses de verano (sobre todo en las zonas rurales), que en algunos casos llegarán hasta el mes de septiembre, y que se está dando a las familias en las que haya personas vulnerables la opción de hacer la celebración litúrgica de forma individual. En las parroquias de Navaconcejo y Cabezuela del Valle, por ejemplo, los padres han decidido posponer a los meses de verano las comuniones con la esperanza de que la vacunación haya avanzado y la situación esté más tranquila. En otras como la de Guadalupe (Cáceres) se han creado dos turnos para cada jornada de celebración.

Límites actuales

Las actuales restricciones sanitarias establecen que el aforo máximo en los lugares de culto es del 50%. En cuanto a los locales de hostelería, el límite está en el 75% del aforo en exteriores (terrazas) con un máximo de 150 personas y del 40% en el interior con tope de 100 personas. En estos establecimientos, todos los comensales tienen que estar sentados y no puede haber cóctel, barra libre ni música. La celebraciones privadas (barbacoas) están además prohibidas si incluyen a más de 6 personas no convivientes, según el límite actual.

«Con la pandemia todo es ‘a día de hoy’ y de aquí a mayo que son las comuniones, no sabemos si puede cambiar algo», señalan desde la en Consejería de Sanidad. Que haya más, menos o las mismas restricciones dependerá de la evolución de los contagios, pero deja en el aire los preparativos. Hay que tener en cuenta además que el estado de alarma actual finaliza en principio el día 9 de mayo.

«No me preocupan en exceso los preparativos porque tengo claro al 100% que la comunión se retrasará», dice Maite Sánchez. Su hija Miriam hace la comunión el próximo 8 de mayo, pero aún no han mirado restaurante y el único desembolso para el evento han sido los zapatos de la niña, que usará el vestido de su hermana. La razón es que toda la familia procede de Madrid y Castilla y León y los cierres perimetrales de las regiones no parece que vayan a facilitar el encuentro. «Aunque seamos 15 personas, queremos celebrarlo con ellos, cuando se pueda», dice la madre. «Esto no es culpa de nadie, las circunstancias son las que son. Yo estoy tranquila», razona.

Tampoco va con prisas a la vista de la situación Maribel Corral, que el 28 de mayo tiene la comunión de su hija Sofía en la parroquia de la Esperanza de Plasencia. Hace 4 años, a estas alturas tenía cada detalle previsto para la comunión de su hija mayor. Ahora acaba de contratar el restaurante en el que lo celebrarán porque le han garantizado que si hubiera que cancelarlo no habría problema. «Solo iremos 18 personas. Los tíos y los abuelos. Y lo haremos en Plasencia por si hubiera un cierre perimetral», cuenta.

«Me encantaría que Sofía tuviera la misma fiesta que tuvo su hermana, con un montón de amigos, pero ahora no puede ser», lamenta la madre.