Para quienes fuimos niños o adolescentes en los 80, hay una serie de títulos escogidos sobre los que cuesta arrojar una mirada crítica, mínimamente analítica. De nuestro amor ciego por Los Goonies y Cuenta conmigo (bueno, esta última es un clásico con todas las letras) se benefició Netflix con Stranger things, explotando la nostalgia a conciencia. Y del mundo referencial de la Generación X saca provecho ahora Youtube con su serie Cobra Kai, continuación tardía de Karate kid.

Cobra Kai (así se llamaba el dojo donde se curtía Johnny Lawrence, némesis del prota, Daniel LaRusso) arranca 34 años después del final de la película inicial de la saga: aquel clímax extraordinario (habla el niño que fui, sobre todo) con LaRusso (Ralph Macchio) pasando el pie por la cara a Lawrence (William Zabka) en la final del campeonato de karate para menores de 18 del Valle de San Fernando.

Tres décadas y media después, Lawrence y LaRusso viven suertes muy distintas. El primero ahoga su soledad en el alcohol: lo primero que hace al despertar es dar un trago a una cerveza caliente de la noche anterior. Se gana la vida (de aquella manera) como contratista, y poco después de reencontrarnos con él, vemos cómo le despiden por insultar a una clienta.

El otro extremo

En el extremo opuesto tenemos a LaRusso, convertido en jefazo de un concesionario de coches de lujo (del que cada cliente «sale con su propio bonsái», como promete en un hilarante anuncio televisivo). No vive solo, sino con una esposa fantástica (no Elisabeth Shue, cuyo personaje dejaba a Daniel por un jugador de fútbol americano, sino Courtney Henggeler), una hija bastante popular (Mary Mouser) y un hijo avezado para su corta edad (Griffin Santopietro).

Cuando unos macarras se meten con un nuevo y joven vecino, el entrañable Miguel (Xolo Maridueña), despierta en Johnny el karateka interior. Con el fin de enderezar su vida y, de paso, conseguir que Miguel no se lleve más palizas, reabre el dojo Cobra Kai, lo que no hace gracia a LaRusso. La rivalidad renace.

¿Un maestro inesperado enseñando karate de vieja escuela a un pobre chaval indefenso? ¿Una sucesión de giros y de choques entre personajes dirigida hacia el clímax de un campeonato? Así es: Cobra Kai sigue bastante al dedillo los arcos argumentales de su película de referencia, pero el tono es diferente, más cercano a la comedia que al drama.

Teniendo en cuenta que está cocreada por el dúo detrás de la saga fumeta 2 colgaos, Jon Hurwitz y Hayden Schlossberg, y el hombre que ideó Jacuzzi al pasado, Josh Heald, no podía esperarse de Cobra Kai que tomase una postura enteramente reverente respecto a la mitología de LaRusso y el ya imposible de recuperar Miyagi (el actor Noriyuki Pat Morita falleció en el 2005, a los 73 años).

Los personajes preexistentes son presentados como reliquias de una época ya superada. No son héroes en los que confiar, sino tipos con una opinión algo sobredimensionada de sí mismos, amigos (sobre todo Lawrence) de una bravuconería que no lleva a ninguna parte en tiempos de ajustes de cuenta sociales y de género. Tanto Macchio como Zabka parecen haber nacido para estos roles. Han crecido en todos los sentidos, y verles en acción es el mayor goce de la serie. Visto su despliegue interpretativo, su innegable timing cómico, parece a todas luces injusto que después de Karate kid no lo tuvieran fácil para encontrar grandes papeles.

Acabada la trilogía inicial de Karate kid, Macchio brilló en Mi primo Vinny, pero después vino una larga travesía por el desierto. Salvando su reciente paso por The deuce, la serie de David Simon y George Pelecanos, muy poca cosa; se especializó en hacer pequeños cameos interpretándose a sí mismo, como en Cómo conocí a vuestra madre.

También en esta comedia apareció Zabka, en su caso en varios episodios; Barney Stinson (el personaje de Neil Patrick Harris) veía a Johnny Lawrence como verdadero héroe trágico de Karate kid. Por lo demás, poco por destacar, aunque, curiosamente, a principios de la década pasada coescribió y coprodujo Most, un corto checo nominado al Oscar.

De Cobra Kai se esperaba que tuviera sus fans, pero no lo que ha pasado. En la semana del 6 al 12 de mayo, el sondeo global de Parrot Analytics la señalaba como la serie con mayor demanda, por encima de Por trece razones y The handmaid’s tale. Todo un éxito para Youtube Red, servicio con muchos menos suscriptores que Netflix o Prime Video.

El éxito debe haber envalentonado a Youtube a la hora de lanzar Youtube Premium, apuesta que sustituirá a Youtube Red y que, al contrario que este último, llegará a España. El servicio de pago permitirá ver Youtube sin anuncios y disfrutar de programas y series originales como, por ejemplo, la segunda temporada de Cobra Kai, anunciada para el 2019.