Los grandes avances en la investigación científica han descubierto un nuevo elemento indispensable para la felicidad humana: la serotonina. Esta hormona producida por el sistema nervioso está considerada como la base biológica de la felicidad. Es capaz de transmitir información a nuestro cerebro para hacernos sentir todo tipo de emociones relacionadas con la alegría y el bienestar. Además, también modula otro tipo de sentimientos como la agresividad o la ansiedad.

Podemos definir esta sustancia como una hormona que produce nuestro cuerpo (más concretamente, se genera en los intestinos y en el cerebro) con el objetivo de mantener un equilibrio emocional y un cierto nivel de bienestar psicológico. Esta hormona es un neurotransmisor cuya composición química es 5-HT, eso significa que las señales que manda van directas a nuestro sistema nervioso y ahí se transcribe el mensaje.

Inicialmente fue identificada por el interés de sus efectos cardiovasculares. En el siglo XIX se descubrió su efecto hipertensor en la musculatura lisa de los vasos sanguíneos. Muchos científicos afirman actualmente que la serotonina es la hormona que regula y modula las emociones humanas. Está considerada la hormona de la felicidad por su efecto sobre nuestros estados mentales. Junto con otras sustancias como la dopamina o la adrenalina, se encarga de equilibrar nuestro estado de ánimo. La serotonina no solamente es la hormona de la felicidad, también cumple con las funciones de controlar el apetito, regular el sueño e intervenir en los niveles de libido y deseo sexual.

EFECTOS Y FUNCIONES

Al ser considerada un neurotransmisor, entendemos que la serotonina tendrá su principal efecto en el sistema nervioso central. Los estudios científicos demuestran que existe una profunda relación entre los niveles bajos de serotonina y los trastornos mentales como la depresión o el estrés. Además, unos niveles adecuadamente altos de esta hormona producen sensaciones agradables de bienestar psicológico.

Función de la serotonina

A grandes rasgos, podemos afirmar que la principal función de la serotonina es regular el bienestar y la estabilidad psicológica mediante la química de nuestro cerebro. Para ello, lo importante es mantener unos buenos niveles de serotonina evitando depresiones (serotonina baja) o el síndrome serotoninérgico (demasiada serotonina). Además, también inverviene en la función intestinal a través del sistema nervioso entérico.

Serotonina y ansiedad

Uno de los efectos más curiosos que produce la serotonina en nuestro cuerpo es la ansiedad. Efectivamente, unos niveles demasiado altos de esta substancia están relacionados con la aparición del trastorno de ansiedad social o fobia social. Por otro lado, existen numerosas investigaciones que afirman que tener la serotonina baja puede ser la causa de un trastorno de ansiedad generalizada.

¿Cómo explicamos este fenómeno? A primera vista, parecen unos datos contradictorios. Sin embargo, estas investigaciones tan solo afirman que cualquier desajuste en los niveles de serotonina, produce un desequilibrio en los estados mentales de agitación y nerviosismo, ya sea por exceso o por carencia.

La serotonina regula el sueño

Otro de los efectos de la serotonina en nuestro cuerpo es la regulación del sueño. Cuando estamos despiertos, los niveles de serotonina se elevan para mantenernos en un estado de atención, cuando entramos en las fases más profundas del sueño, la serotonina en el cerebro disminuye considerablemente para permitir que nuestro cuerpo y mente descansen correctamente.

Existe una hormona que, juntamente con la serotonina, regula el ciclo de sueño-vigilia de nuestro cuerpo. Dicha hormona, la melatonina, podemos encontrarla tanto en el propio organismo como fuera de él, en alimentos o en medicamentos específicos.

Tener unos buenos hábitos del sueño nos ayuda a mantener un correcto equilibrio entre la producción de serotonina y melatonina. Como consecuencia de este equilibrio, experimentamos emociones más agradables y obtenemos un alto nivel de bienestar psicológico.

Serotonina y depresión

Tal y como hemos ido comentando a lo largo de este artículo, la función principal de la serotonina en nuestro organismo es la regulación del estado de ánimo. Los niveles de esta hormona deben mantenerse en valores normales para poder experimentar unas emociones equilibradas.

Si la producción de serotonina sufre algún tipo de desajuste, podemos experimentar malestar, enfado, irritabilidad, conductas de riesgo... Muchos de estos síntomas coinciden con los depresión, por lo tanto, podemos afirmar que unos niveles bajos de serotonina se relacionan con la aparición de este trastorno del estado de ánimo.

Esta relación entre serotonina y depresión se puede dar en ambas direcciones: puede ser que, por malas vivencias externas, empecemos a sufrir de depresión y esta disminuya los niveles de serotonina (depresión exógena) o, por el contrario, nuestro cerebro produzca menos hormonas de la felicidad y eso nos lleve a padecer un trastorno mental conocido como depresión endógena.