El pasado lunes, al salir de una entrevista en EsRadio y Televisión Extremeña, Ramón Carbonell, candidato a la alcaldía por Podemos, pero concurren como Mérida Puede y ahora, como Mérida Participa, se encontró a una compañera en la plaza de España llorando. No daba crédito a lo que estaba oyendo, era el último día para inscribirse y concurrir a las elecciones del 24 de mayo y no habían recibido ningún comunicado de la Junta Electoral Central, como consecuencia de esta situación no se les permitía presentarse a las elecciones.

Ramón Carbonell me comenta que estaban haciendo todo lo posible para solucionar el problema. Los nervios estaban a flor de piel. A unos les entraba sudores fríos, a una compañera le subía la glucosa a límites de internamiento y el ambiente era de una 'Noche toledana', como si volviera el año 797 con Al Hakan I degollando a los nobles por resistirse.

En la calle, junto al juzgado, esperaban la solución definitiva. A través del Whatsapp estaba continuamente comunicándome con ellos. Ramón no es creyente, pero le aconsejé una oración, me dijo que él no había rezado aunque algún compañero es posible que lo hiciera. Faltaban minutos para cerrarse el plazo de inscripción, las plegarias aumentaban. Comprobando que estaban mal, les ayudé con alguna jaculatoria y debió hacer efecto, porque a las 23.57 horas, faltaban tres minutos para las doce, les llegó la confirmación: podían presentarse.

Se lloró ya de alegría. La glucosa se puso en sus niveles normales y algún suspiro entre abrazo y abrazo: ¡Gracias Mártir Bendita! La noche del lunes pudo acabar con la ilusión de muchos ciudadanos por la puñetera burocracia de este país y la incompetencia de algunos organismos. Después vendrá si entran en el ayuntamiento. Carbonell me comentaba que Vicente Alcantud, que va el quinto, se sentaría como concejal. Les recomendé que si esa era su predicción electoral en Mérida, se encomendara a la Virgen de Fátima, a la de Lourdes y a nuestra Santa Eulalia, porque sin este trío de ayudas les iba a ser más que imposible semejante hazaña. ¿Harán milagros lo de Podemos?