Mérida amplía desde este viernes la oferta de su patrimonio monumental con la apertura al público de un nuevo espacio, que integra los restos arqueológicos del Templo de Culto Imperial en el urbanismo actual y supone recuperar uno de los símbolos de poder imperial "más importantes" de la antigua Augusta Emerita.

Las estructuras conservadas formaron parte de una arquitectura "imponente de medidas monumentales", ya que el templo completo ocupó una superficie de 748 metros cuadrados y tuvo una longitud de 38 metros, según ha explicado el director del Consorcio Monumental de Mérida, Félix Palma en el acto de apertura.

El espacio religioso en el que se enmarcó este templo fue construido en un momento avanzado del mandato de Tiberio, quien gobernó entre los años 14 y 37 d.C., y su finalidad era el culto imperial, una forma de propaganda para ensalzar la figura del emperador, considerado una deidad.

Las piezas que aún perduran forman parte del podio del templo, de más de tres metros de altura, fabricado con hormigón y sillares de granito, revestido de mármol.

También se mantiene parte del suelo de la plaza que presidía este gran templo, así como fragmentos de cornisas y columnas originales que alcanzaron una altura superior a los 14 metros.

El proyecto de adecuación integral de este monumento, elaborado por la arquitecta Inocencia García Hidalgo y el museógrafo del Consorcio, Emilio Ambrona Fernández-Tejada, ha supuesto la consolidación de estructuras y la reintegración de piezas originales.

Los restos de este solar fueron descubiertos durante una intervención de urgencia a cargo de José María Álvarez Martínez, a principios de los años 80 y en 2003 se llevó a cabo un proyecto de investigación en el que participaron varias instituciones.

Durante esos años se documentó la secuencia estratigráfica del solar, la relación del templo con la plaza que presidía y se profundizó en el conocimiento de la arquitectura del edificio, que permaneció visible desde la calle.

En esta última intervención, se ha llevado a cabo el adecentamiento de medianeras, la renovación del cierre, la ampliación del acerado y creación de una pasarela para una contemplación segura, así como la instalación de un espacio interpretativo para garantizar la accesibilidad física y cognitiva al recinto.

En total, 22 profesionales del Consorcio han trabajado de forma directa en este proyecto, entre ellos, museógrafos, topógrafos, restauradores o dibujantes.

La museografía se completa con paneles interpretativos, dotados de ilustraciones originales destinados a la comprensión de la utilidad del edificio en época romana y su evolución posterior puesto que, "a medida que otras culturas llegaban a la ciudad, modificaban su fisonomía".

Asimismo, el suelo original de la plaza ha sido tratado mediante una limpieza mecánica y química, antes de proceder a su consolidación, ya que las placas que lo conforman estaban "muy fisuradas".

El coste de los trabajos de adecuación asciende a 104.620 euros, de los cuales, algo más de la mitad ha sido financiado por las aportaciones de los socios que eligieron como Proyecto Mecenas 2018 la integración de este templo y el resto ha sido sufragado por el propio Consorcio.

Al acto de apertura también han asistido el alcalde de Mérida, Antonio Rodríguez Osuna y la secretaria general de Cultura, Miriam García Cabezas.