Los emeritenses parecen no estar muy preocupados por la muerte, al menos, en el sentido de querer hacer constar en vida sus últimas voluntades. Desde la Consejería de Sanidad y Servicios Sociales informan a este diario de que tan solo hay 208 personas con residencia en la ciudad que están inscritas en el Registro de Expresión Anticipada de Voluntades regional, desde que se pusiera en marcha en el año 2008. Según el padrón municipal, el número de habitantes en Mérida asciende a 59.424, por lo que apenas el 0,35% tiene hecho su testamento vital.

En concreto, este documento permite a una persona mayor de edad precisar qué cuidados y tratamientos médicos se quieren recibir y cuáles no si llegara el momento de no poder expresar esta voluntad personalmente, a causa de un accidente o enfermedad. Con respecto al fallecimiento, también se puede especificar en vida el destino final del cuerpo o de los órganos, ya que podrían emplearse en trasplantes, docencia o investigación. En este sentido, cabe indicar que de las 208 personas inscritas en el registro, solo 73 han manifestado su expreso deseo sobre esta cuestión.  

A nivel regional, un total de 2.400 extremeños han expresado de manera anticipada sus voluntades, de los que 203 lo hicieron en el pasado año. A tenor de estos datos, los inscritos procedentes de Mérida suponen un 8,65% del global. De vuelta al ámbito autonómico, parece que la pandemia de coronavirus no ha incrementado la preocupación ciudadana por este tipo de cuestiones. En 2020 fueron 102 inscritos, menos de la mitad que en 2019, cuando con 233 se alcanzó el tercer número más elevado de la serie histórica, por detrás de los de 2010 (397) y 2011 (343).

Por último, destacar que el testamento vital es un derecho que tiene todo paciente, que se puede cumplimentar en cualquier momento cuando una persona está en plenas facultades y capacidades, y que desde 2013 también se guarda en un registro nacional.