Mi peña, Los Impresentables, tiene convocado mañana un consejo de administración, vulgo contubernio, bajo el lema ‘Que la panceta te acompañe’, que consiste básicamente en retozar como potros, triscando como corderos, pero coincide que me encuentro a régimen, yo que solo he conocido los de Franco y el de Sánchez (este último nefasto y gracias a Casado con visos de continuar), con lo que me temo que mi presencia será testimonial y meramente especulativa, o sea que me limitaré a dar conversación (espero), así que me perderé uno de los grandes placeres de estas reuniones pues el vino que más me gusta beber es siempre el de los otros y, cuando bebía, lo hacía intentando seguir a Chesterton que recomendaba ‘Beber para que seáis felices, nunca porque seáis desgraciados’, muy en línea con los pensamientos de Pelín, quien por su parte pregonaba que ‘Buena salud sin beber, eso nunca pudo ser’ o ‘Si quieres alargar la vida, no me dejes la bebida’, lógicamente con moderación, claro, pero teniendo en cuenta que el jubilado que vino bebe solo de viejo se muere. 

Tengo entre mis frases míticas aquella de Jesús Delgado Valhondo (pater Fernandus) que venía a decir (cito de memoria): «Quien a casa de Angulo vino y no bebió vino, ¿a qué carajo vino?» No decía carajo pero me vale. Y, ya puestos a enmarcar, la aportación del Papa Francisco: «Imposible terminar una fiesta bebiendo té, ¡una fiesta sin vino no es una fiesta!». Los Impresentables, como católicos, seguimos fielmente las indicaciones del Sumo Pontífice en estas maratones amistosas en las que celebramos los nuevos tiempos, el arte de vivir sin pretensiones, en zona de descomprensión entre la vida profesional y la familiar, escuchando el murmullo del mundo y dejando vía libre a los propios pensamientos, convencidos que el vino baña la vida e incluso es la teta de los pensionistas y, al final, los que caminan por ríos de vino a veces flotan. Ahora, para vino, el de Caná de Galilea, nuestro modelo a imitar, aunque alguno me dirá que podíamos secundar lo de ‘Haced lo que Él os diga’. Por algo se empieza.