Correr entre monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad es un privilegio que no siempre está al alcance de todos. Ayer fueron unos 1.800 corredores los que tuvieron la suerte de disfrutar del atletismo más monumental gracias a la Media Maratón de Mérida, una prueba deportiva que alcanzó su XVI edición en muy buena forma. El evento volvió a celebrarse en horario nocturno y los atletas estuvieron arropados durante los 21 kilómetros del recorrido por cientos de ciudadanos. Jorge González repitió por segundo año consecutivo como ganador absoluto masculino, con récord de la prueba 01:05:00, y Mamen Ledesma triunfó en el absoluto femenino con 01:24:29.

El cañonazo de salida corrió a cargo de la Brigada Militar GACA XI y se produjo en el Paseo de Roma, en el que se vivió un gran ambiente festivo. «Es la Media más bonita de Extremadura, aunque también es muy dura. Me gusta el ambiente y que se pasa por los monumentos», decía minutos antes de iniciar la prueba el corredor cacereño Manu Pavón. Cabe destacar que de los 1.800 participantes, 515 eran de Mérida, 897 de diferentes puntos de Extremadura y 372 de otras comunidades. Un año más participaron deportistas con algún tipo de discapacidad, como David Sánchez, un invidente que corrió con su guía.

Los atletas discurrieron por monumentos singulares como el puente romano, el acueducto de Los Milagros, el circo romano, el teatro y anfiteatro romano, la alcazaba, el templo de Diana o el arco de Trajano. El exitoso desarrollo de esta carrera no habría sido posible sin los 200 voluntarios, 35 efectivos de protección civil, personal sanitario y la plantilla de la Policía Local que ayudó a garantizar la seguridad. 

La prueba está organizada por el Club Atletas Populares de Mérida con el patrocinio del Banco Santander, Ayuntamiento de Mérida, Diputación de Badajoz y Consorcio de la Ciudad Monumental. Para el presidente del club Marcelino Moreno, lo que hace especial a esta carrera es «la gente que nos apoya», el hecho de que «hacemos la carrera pensando en los corredores» y la posibilidad de correr «en un enclave privilegiado que no lo tienen otras carreras». El fin de fiesta por todo lo alto tuvo lugar en la carpa de la plaza de España con un concierto de la banda emeritense Red Lips.