Fue una de las imágenes de 2021: la central hortofrutícola El Escobar, en Calamonte, convertida en pasto de las llamas. Los daños causados por el incendio ocurrido a finales del pasado mes de agosto se han valorado en unos 20 millones de euros y aunque la empresa sigue adelante, este año no será posible que la campaña de la fruta se desarrolle en estas instalaciones. 

El gerente de la planta, Natalio Caballero, confirma que apenas están comenzando ahora las obras de rehabilitación, que se han retrasado por los trámites burocráticos, y no será hasta los meses de «octubre o noviembre» cuando el grupo Catalá recupere la actividad en esta planta que daba trabajo a unas 300 personas, en su mayoría mujeres de Mérida, Calamonte y la comarca.  

Todo apunta que el origen del aparatoso incendio fue una colilla que se arrojó a los alrededores de la central

Así las cosas, el grupo ha fletado una nave en Gévora para desarrollar la campaña de fruta y pepita de este año, que arrancará el próximo mes de abril. A partir de este martes comenzará a contactar con las trabajadoras, a quienes la empresa ofrecerá transporte gratuito en autobús a Gévora. Habrá dos turnos de trabajo, mañana y tarde, de siete horas y media. «El coste del traslado lo asumirá íntegramente la empresa», afirma Caballero, que asegura que muchas ya han confirmado que irán. 

Según explica el gerente de la fábrica, todo apunta que el origen del fuego fue una colilla que se arrojó a los alrededores de la central. Las llamas llegaron hasta los envases de plástico que estaban apilados en el exterior de la planta, que finalmente quedó calcinada tras un aparatoso incendio en el que no hubo que lamentar daños personales.

Además de por su magnitud y rápida extensión, el fuego resultó peligroso por la presencia de peróxido de hidrógeno, un compuesto químico perjudicial para el ser humano. En el momento del incendio, unas 500 personas estaban trabajando en la central, que tuvieron que ser evacuadas por los servicios de emergencias.