Seis años después se retoman las obras de ampliación del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida (MNAR). Los trabajos arrancaron en el año 2016 pero se paralizaron meses después por el hallazgo de "importantes" restos arqueológicos y pese a tratarse de una actuación "prioritaria" para el Ministerio de Cultura, la obra llevaba desde el año 2020 pendiente de disponibilidad presupuestaria.
No ha sido hasta este viernes que el departamento que dirige Miquel Iceta ha convocado la licitación para continuar con la ejecución del proyecto modificado, con un presupuesto de 8,3 millones de euros. El plazo de presentación de ofertas estará abierto hasta el 2 de junio y la apertura final de los sobres será el 12 de julio, con la previsión de que la licitación quede resuelta tras el verano. "De no surgir nuevos imprevistos", los trabajos se retomarán antes de que finalice este año 2022.
Las obras han sacado a la luz un tramo del acueducto de San Lázaro, dos monumentos funerarios y el foso fundacional de la ciudad
Según ha informado el Ministerio en un comunicado, desde este viernes está accesible en la Plataforma de Contratación del Sector Público el contrato para mejorar unas instalaciones que fueron inauguradas en 1986 con el sello de Rafael Moneo y cuya construcción se considera un hito de la arquitectura museística.
Desde la inauguración de la nueva sede, el MNAR fue aumentando su valor como centro de referencia de investigación y difusión e incorporando nuevos hallazgos arqueológicos, lo que motivó la necesidad de adquirir nuevos espacios para su adecuado tratamiento, conservación y exposición pública.
Más de 4.300 metros cuadrados
Con ese fin, el 27 de febrero de 2003 el Ministerio de Cultura adquirió por 1,65 millones de euros un edificio de viviendas colindante, situado en el paseo José Álvarez Sáenz de Buruaga, con una superficie total de 336 metros cuadrados. Este inmueble se derribó en 2004 y el 8 de mayo de 2009 se encargó el proyecto de ampliación a Rafael Moneo. Con el nuevo edificio se lograba un incremento de superficie de más de 4.300 metros cuadrados, donde se proyectaron nuevos despachos de administración e investigación, biblioteca, salón de actos, sala de exposiciones temporales y almacenes.
La zona de ampliación albergará la sala de exposiciones temporales, el aula didáctica, un auditorio, los talleres de restauración y de fotografía y nuevos despachos para conservadores
El proyecto fue recibido a finales de 2011, pero la difícil situación financiera de la época conllevó que estas obras no entraran en programación hasta el presupuesto de 2015, licitándose ese año el concurso e iniciándose en 2016. Sin embargo, la aparición de "importantes restos arqueológicos" no detectados en las excavaciones superficiales anteriores (realizadas tras el derribo en los años 2005 y 2006) llevó a la paralización de las obras y finalmente, la empresa contratista renunció al proyecto en 2017.
Se desarrolló entonces un amplio proyecto de excavación arqueológica en el que se descubrieron, entre otros elementos, un tramo del acueducto de San Lázaro, dos monumentos funerarios y el foso fundacional de la ciudad.
Con el fin de conservar y musealizar estos hallazgos, se tramitó una modificación del proyecto original en la que, a partir de lo construido entre 2016 y 2018, se pudieran integrar los restos. De esta forma, se mantienen en la zona de ampliación la sala de exposiciones temporales, el aula didáctica, auditorio, los talleres de restauración y de fotografía y nuevos despachos para conservadores, mientras que el sótano dos quedará como recinto arqueológico no apto para el acceso al público y tan solo reservado a profesionales.
