La asociación Emeritenses contra el Ruido ha criticado la «chulería» con la que el concejal de Policía Local, Marco Antonio Guijarro, ha respondido por escrito a una queja interpuesta por la concesión de la licencia de terraza al restaurante Olimpo. El establecimiento se ubica en el número 41 de la calle Hernán Cortés y según Emeritenses contra el Ruido, esa vía «no tiene anchura suficiente para cumplir la actual legislación».

El colectivo remitió un escrito al Ayuntamiento de Mérida el 7 de abril solicitando la retirada del velador, pero su petición ha sido desestimada porque según Guijarro, en este caso «no es factible hacer una interpretación literal del código técnico de edificación ya que se trata de una calle existente con bastante antelación al mismo».

«Las normas hay que interpretarlas de acuerdo a la finalidad que persiguen y en el contexto de la realidad social, de conformidad con el artículo 3 del Código Civil, y por tanto no es de recibo el motivo de la reclamación», responde por escrito el concejal. 

Segunda denuncia

En el mismo documento, pero en respuesta a otra denuncia del 18 de abril, el edil reconoce que según las fotografías aportadas por la asociación, «la colocación de los veladores está fuera de la zona autorizada», y añade que se ha dado instrucciones a la Policía Local «para que realicen visitas periódicas y actúen en consecuencia». Pide además al colectivo que, si se aprecian nuevos incumplimientos, se dé aviso a la policía local para que pueda actuar en consecuencia. 

«Reconoce que no cumple la ley pero que según el artículo 3 del Código Civil puede incumplir todas las leyes que le dé la gana», critica Emeritenses contra el Ruido, que ante esta respuesta recuerda que «los derechos fundamentales de las personas se tienen que respetar siempre y son anteriores a esas edificaciones». 

«Estamos hartos de estas chulerías», apunta la asociación en una queja remitida a este diario. El colectivo afirma que esa calle, ubicada en el entorno del Museo Nacional de Arte Romano, «no tiene la anchura suficiente para cumplir la actual legislación». Y esto, dice, ya no solo va contra el derecho al descanso de los vecinos, sino contra los derechos de las personas con movilidad reducida y capacidades diferentes.