El «pésimo» estado de conservación, con vegetación en suelo y paredes, del convento de San Andrés, ubicado dentro del casco urbano de Mérida, ha provocado que sea incluido en la Lista Roja del Patrimonio que elabora la asociación Hispania Nostra. Esta lista recoge más de 1.100 monumentos españoles que se encuentran sometidos a riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores. Según informa este colectivo, aún resisten al paso del tiempo los muros de la iglesia y el convento, así como la base del claustro, rodeado de una pared para ocultarlo del exterior. Sin embargo, en el año 2003 se demolieron el interior y las paredes externas de este cenobio construido entre los siglos XVI y XVII que está catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC).

La construcción del antiguo convento se inició en 1571, sobre las ruinas de un primitivo templo parroquial que, en la segunda mitad del siglo XV se convirtió en una ermita dedicada a San Andrés, una vez anexada la parroquia a la catedral actual. La asociación indica que numerosas dificultades retrasaron la construcción en el tiempo previsto, con sucesivas reconstrucciones y ampliaciones, y cuya obra no se concluyó hasta el año 1636. Exteriormente, la fachada que cierra el complejo conventual, por la actual plaza de Santo Domingo, quedaba constituida por un amplio lienzo de muro labrado en sillería y mampuestos.

En su ala derecha, estaba formada por el testero de la iglesia; y en la izquierda por el cierre de algunas dependencias y pabellones vivideros, en el que se abrían escasos y parcos huecos, con lo que todo ello acabó resaltando como elemento más importante del muro. Cabe recordar que la Comisión Ejecutiva del Consorcio de la Ciudad Monumental acordó en 2006 la preservación de los restos arqueológicos encontrados en las excavaciones realizadas en el convento, donde aparecieron importantes vestigios de época romana, visigoda, árabe y medieval. Los propietarios del solar querían construir un edificio de viviendas.