El Periódico Extremadura

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una oferta diferente en la ciudad

Mérida ya tiene su Museo Erótico Romano

El arqueólogo Moisés Reixach García gestiona en la calle Sagasta este establecimiento que ahonda en la concepción romana de la sexualidad a través de textos y piezas arqueológicas

Moisés Reixach García en el Museo Erótico Romano. ALBERTO MANZANO

Si paseando por la calle Sagasta en Mérida, en la acera opuesta al Pórtico del Foro, el viandante contempla un llamativo cartel que indica un Museo Erótico Romano, no lo dudará y subirá la rampa de Pussycat, estará a punto de entrar en un lugar que le explicará cómo se vivía la sexualidad en la Roma más clásica. Allí le recibirá con una sonrisa Moisés Reixach García, el propietario del establecimiento.

Reixach estudió Historia y estuvo varios años ejerciendo como arqueólogo aunque debido a la precariedad laboral en España por la crisis del ladrillo, no le quedó más remedio que irse a Inglaterra a desarrollar su oficio. Las vueltas que da la vida le llevaron a la capital extremeña para evitar el cierre del negocio que abrió su chica, Esther Calvo (psicóloga y sexóloga), desde ese instante él asumió las riendas de la boutique y se reinventó, mientras que Calvo se sumergió en una nueva aventura profesional. 

A Moisés le sobran ingenio y creatividad. El propietario conoce perfectamente cada artículo que vende (de entre ellos destacan los libros de contenido erótico, además de los productos al uso como juguetes sexuales, geles o ropa). «Mi idea es vender al cliente a través de un tour una experiencia diferente por las instalaciones del local, que nada tiene que ver con esos ‘sex-shop’ oscuros y poco elegantes. Ahora hay muchísima más educación sexual, la cuestión es que tanto chicos como chicas, independientemente de sus preferencias, conviertan sus relaciones sexuales en algo divertido y original. También, contamos con un pequeño museo romano dentro del esablecimieno», explica Moisés.

Concepto

Su filosofía de mimetizarse con el patrimonio de la ciudad en la que vive le llevó a dedicarle un espacio a las prácticas sexuales de los antiguos romanos. «La exposición se construye con textos interesantes, piezas arqueológicas, pociones de amor, muñecos budú, grafitis pompeyanos... La muestra recorre distintos ámbitos temáticos, como el sexo dentro y fuera del matrimonio, con referencias a las prácticas homosexuales, la prostitución; los recursos de seducción de la época; o el protagonismo del sexo en la mitología griega», manifiesta el arqueólogo. 

Su posicionamiento respecto al sexo es muy claro: normalizarlo, hablar de él con naturalidad y, por supuesto, contar su evolución desde un punto de vista histórico. 

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