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Cuidar Mérida tiene su historia

Historias extraordinarias de los héroes de la limpieza en Mérida: desde salvar una vida a una boda

David Simón, capataz del Servicio de Recogida de Residuos y Limpieza Viaria de Mérida desgrana anécdotas de sus profesionales, destacando el gran cariño que profesan los emeritenses a los operarios de FCC Medio Ambiente. En su primer día de trabajo ya le obsequiaron con una tortilla de espinacas. Son héroes con escoba

Cuidar Mérida tiene su historia: Desde salvar una vida a una boda

Javier Cintas

Juan José Ventura

Juan José Ventura

Mérida

Los profesionales del servicio de recogida de Residuos y Limpieza Viaria de Mérida toman cada día el pulso a una Ciudad Patrimonio de la Humanidad a la que se esmeran por dar su mejor cara. Gracias a ese trabajo pegado al terreno también son testigos y en ocasiones involuntarios protagonistas de lo insólito, especialmente del cariño que los vecinos sienten por quienes mantienen la capital extremeña en perfecto estado.

Cada día una red de trabajadores de los servicios, se despliega por las calles emeritenses. David Simón ha sido peón durante quince años y ahora es capataz del servicio, por lo que es una enciclopedia viviente de historias de la ciudad.

«El cariño que te dan los vecinos de Mérida es lo más gratificante», sentencia. Desde el primer día David ya se vio reconocido y recompensado por los emeritenses. «Esa primera jornada hacía muchísimo frío y había miles de hojas por el suelo. Estaba barriendo por Nueva Ciudad y después de terminar el servicio, ¡bajó una vecina que me estaba viendo por el balcón con una tortilla de espinacas para mí! Me dijo que después de la paliza que me había pegado, seguramente tendría hambre. En otras ocasiones, te bajan un refresco o te dan churros con chocolate. Lo mejor es ver que la gente agradece tu trabajo».

Las situaciones parecen de película. «Siempre recordamos cuando un compañero vio a un chico que se cayó desde un balcón. Llamamos pronto a los servicios de urgencia, que pudieron salvar su vida. Ahora vemos al muchacho caminando por la calle y nos sentimos muy orgullosos de lo que hicimos. Para nosotros lo principal, aparte de limpiar, es ayudar a los ciudadanos», explica.

David Simón da instrucciones a unos compañeros.

David Simón da instrucciones a unos compañeros. / Javier Cintas

El móvil perdido

Para David su trabajo es esencial para la ciudad y más complicado de lo que puede parecer a simple vista. El servicio se planea al milímetro para atender toda la ciudad, «pero no puedes predecir qué imprevistos pueden ocurrir durante tu turno», afirma.

Como todas las ciudades Mérida tiene momentos de especial sensibilidad con la limpieza, especialmente con motivo de aglomeraciones, como su feria o el Festival Internacional de Teatro Romano. Es cuando hay que esforzarse al máximo y también cuando proliferan las historias humanas. “Limpiando la feria me encontré un móvil de alta gama. Estaba limpiando el recinto y salí un poco afuera, a la avenida Fernández López. Me encontré con un grupo de chicas buscando por la calzada y por las aceras nerviosas, y entonces me acerqué a ellas y les dije «Oye, ya podéis dejar de buscar que el móvil lo tengo yo. Y se pusieron todas loquitas de alegría cuando les devolví el teléfono».

Trabajos de limpieza viaria de trabajadores del servicio.

Trabajos de limpieza viaria de trabajadores del servicio. / Javier Cintas

El anillo del novio

Otra anécdota protagonizada por un compañero de David ocurrió hace muchos años, pero a pesar del tiempo transcurrido no deja de ser ejemplo del servicio que dan cada día a los ciudadanos. Uno de los peones se encontraba limpiando la fachada de una iglesia y se topó con una caja. Guardaba el anillo del novio que en esos momentos se estaba casando dentro. Comenzó la ceremonia y todos salieron de la iglesia como locos buscando el anillo perdido. Al final, el compañero lo tenía custodiado en el carro. «Yo creo que el día más feliz de la vida del novio fue ese, cuando le dimos el anillo para poder casarse», explica.

David Simón, en su despacho.

David Simón, en su despacho. / Javier Cintas

Más allá de las anécdotas, la labor de los profesionales del Servicio de Recogida de Residuos y Limpieza Viaria de Mérida también tiene un fuerte componente de compromiso con la ciudad. «Para mí –añade David- trabajar en el servicio de limpieza es más que limpiar. Es estar cerca de la gente y formar parte de su vida. Nosotros somos historia de Mérida y queremos cuidarla y limpiarla para que entre todos podamos tener una Mérida mejor».

David recuerda con orgullo cuando trabajaba de peón de limpieza y escuchaba a esas personas mayores que se sientan en un banco horas y horas solas, que no tienen a nadie y que lo único que quieren es escucharte y que tú las escuches. «Solamente con estar un ratito con ellas sabes que son las que mejor pueden explicar lo que es vivir en una ciudad Patrimonio de la Humanidad», concluye.

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