No es mayor, sin embargo, es un hombre experimentado en las lides políticas y habla con unas palabras tan asentadas, que parece que lleva en esto toda la vida. Y en realidad, casi es así. Concejal una legislatura, del 2003 al 2007, responsable de diferentes áreas del equipo de gobierno. Miembro de la oposición del 2007 al 2011 y, desde ese año, alcalde. Ha dirigido dos legislaturas el Ayuntamiento de Alconchel y va a presentarse, una vez más, a la reelección. Óscar Díaz Hernández tiene 42 años y es un apasionado de lo que hace. Los primeros cuatro años como alcalde fueron complicados, las arcas municipales no gozaban de buena salud y lo primero, cuenta, fue resolver problemas, «y recuperar la autoestima de la gente». En su segunda legislatura, con una tesorería ya saneada, «hemos podido invertir más y atraer algunas inversiones al pueblo», añade. Con la misma ilusión que el primer día, se presenta a la reelección el 26 de mayo.

Alconchel es un pueblo de unos 1.700 habitantes a unos 40 kilómetros de la ciudad de Badajoz. La capital provincial atrae a la población, tanto por la mayor oferta de empleo como de servicios, «la despoblación es nuestro principal problemas. El pueblo ha perdido 600 habitantes en diez años», cuenta con tristeza. Por eso, tiene una espinita clavada, «no haber podido generar más empleo del que hemos hecho». Sin embargo, mira con algo de optimismo el futuro, «hay a la vista varios proyectos de plantas fotovoltaicas y también la apertura de una mina de cobre. Todo está muy avanzado, solo estamos a la espera de la DIA, Declaración de Impacto Ambiental».

Pero todo tiene su cara y su cruz y para este alcalde, lo más gratificante de su mandato es la puesta en marcha de un sistema pionero de ayuda a los enfermos polimedicados. A través de los Servicios Sociales de Base, detectan las personas, sobre todo mayores, que toman varias pastillas al día y, por una causa u otra, no siguen bien los tratamientos. En coordinación con la farmacia del pueblo y el centro de salud, los trabajadores sociales dispensan cada día las medicinas que le toca a cada uno de los usuarios, para que sigan correctamente los tratamientos.

A pesar de no ser mayor, tiene un consejo para los alcaldes más novatos, como Ismael Higuera, «antes que pensar en infraestructursas, que piensen en políticas para la gente». Y pone un ejemplo, «puedes querer hacerles un polideportivo a los jóvenes, pero a lo mejor, ellos prefieren políticas para que se queden en el pueblo, como fomentar la autopromoción de viviendas, bajando el precio o poner a su disposición suelo público, reducir el Impuesto sobre Bienes Inmuebles, IBI, o bonificar hasta en un 90 por ciento las licencias de obra, que son un gran escollo que encuentran».

Y también responde a la pregunta de Ismael Higuera, «a mí la alcaldía me ha quitado mucho tiempo de estar con mi familia, mi mujer y mis dos hijas, pero no ha cambiado mi forma de ser; al revés, ganas cosas porque te haces más sensible a los problemas de la gente y a mí, me sigue hablando toda la gente del pueblo».