L a celebración del Chíviri ha tenido una interesante evolución a lo largo del tiempo. Curiosamente, hunde sus orígenes en el Sábado de Gloria, que se celebraba durante el siglo XIX en la plaza Mayor, como principal fiesta de la Pascua. El cordero ha sido siempre el protagonista de estos festejos y más en una ciudad que tienen el sector primario uno de sus principales motores económicos. En la plaza Mayor de Trujillo se celebraba en la edad media el mercado de ganados y siempre hubo tradición de conducir a ese espacio a los corderos.

El Sábado de Gloria -según recoge el cronista oficial de Trujillo José Antonio Ramos Rubio- era la fiesta mayor de la celebración de la Semana Santa y los niños se vestían de pastores para llevar a sus corderos en la plaza, donde eran vendidos para ser comidos en exquisito frite, al día siguiente, Domingo de Resurrección en el campo.

Sin embargo, a partir de 1952, se acordó que la alegría para celebrar la resurrección de Cristo debería trasladarse al día siguiente. Ya los niños no acuden con sus corderos a la plaza, ni se venden en ella, pero sí continúa la alegría y la fiesta.

Chíviri es el nombre el baile que se ejecuta y se canta sin parar esa jornada. Lo entonan tanto los trujillanos como los visitantes, contagiados de la alegría que se desborda en el recinto. Es muy habitual que hombres, mujeres y niños, bailan y saltan al son de este estribillo que escribió el poeta local Goro, con la música del grupo ‘Claveles de Sangre’. La fiesta con el paso de los años se ha ido adaptando a las necesidades de un acontecimiento de Interés Turístico Regional, desde 1989. La fiesta ha ido logrando cada año una mayor aceptación y difusión en todo el territorio nacional. Son muchos los viajeros que aprovechan la jornada para conocer Trujillo en su máximo esplendor. Nadie es forastero y todos se cogen de la mano para formar corros bailando al son del ‘Chíviri’.

Desde el Ayuntamiento de Trujillo se vio la oportunidad para enriquecer la jornada con un festival folclórico en la plaza Mayor en el que cada año muestran su calidad diferentes grupos de todo el territorio nacional. Son festivales al aire libre en el que la participación ciudadana es una de las señas de identidad.

VESTIMENTA. En la fiesta tiene un especial significado la indumentaria. De hecho, para que todo el mundo vaya ataviado conforme a la jornada se reparten pañuelos rojos a los visitantes. Las mujeres van vestidas de refajo picado, luciendo espectaculares trabajos de orfebrería en los aderezos. También llevan preciosos delantales, medias y zapatos.

Al día siguiente, Lunes de Pascua, es la gran romería del campo para comerse el cordero en frite o las viandas que se quieran. Desde bien temprano los grupos de amigos se reúnen con la comida hecha para disfrutar de una jornada en el campo. Hasta bien entrada la tarde no volverán a la ciudad.