«¡Hay un niño nuevo bailando!», dice sonriendo María Hernando Jiménez, quien a sus 85 años y con la ayuda de dos muletas se ha subido a la escalinata del Ayuntamiento de Madrigalejo para ver bailar al grupo folclórico San Juan Bautista. «Esto del Jueves de Comadres viene de antiguo, de siglos. Recuerdo que antes las mujeres íbamos en burro y no era raro que alguna se cayera», explica riendo,

El de María es un testimonio que resume la indescriptible ilusión con la que los madrigalejeños de todas las edades viven su día más grande, el Jueves de Comadres. El el de ayer fue especialmente bueno, gracias al buen tiempo reinante. La jornada comenzó muy temprano. Los niños del pueblo despertaron a todos con sus bicicletas que arrastraban latas. Presagio de fiesta. Después, repicaron las campanas.

Entre el ayuntamiento y la iglesia de San Juan Bautista se arremolinaban cientos de curiosos. El grupo folclórico San Juan Bautista -que puede presumir de su cantera- mostró su gran trabajo de recuperación de músicas y danzas populares, especialmente de jotas. Bailaron la Jota de Madrigalejo, la Jota de los Cinco Duros, el Fandango del Limón, la Jota del Cura de La Conquista, la Jota Ave María de Olivenza, la Jota de la Vuelta y la Jota de la Romería de Serradilla.

«¡Viva el Jueves de Comadres!», gritan unos espectadores al término de los bailes. La emoción se palpa en el ambiente y todos miran al fondo de la plaza de España con nerviosismo. La charanga anuncia el esperado momento. Y comienza el delirio. Jinetes, amazonas y caballerías bellamente enjaezadas pasan ante los ojos embelesados de los vecinos. Se saludan con cariño e incluso algunos acercan a los más pequeños para darles un paseo en medio de los vítores. Después, se celebró una concurrida romería en la zona de la antigua estación, a unos pocos kilómetros del pueblo.

Participación

Sergio Rey, alcalde de Madrigalejo explica que el Jueves de Comadres, con cerca de 3.000 participantes este año, demuestra lo unido que está el pueblo y su carácter abierto. Destaca que se trata de una fiesta eminentemente familiar. Así lo corrobora el romero David García Bernal, quien, acompañado de su mujer Julia Pecos y sus hijos, explica que no faltan nunca a la romería: «El Jueves de Comadres es un sentimiento muy grande. Es hermandad y compartir un día de campo con tus seres queridos».

La jornada acabó con el recibimiento en el pueblo de los romeros con charanga y una concurrida verbena en la plaza de España.