Siempre hay un argumento de peso para recorrer Coria. Su catedral, con sabores románicos, góticos y platerescos, remanso de conocimientos y tradición; su mantel de la Sagrada Cena, reliquia que asombra a creyentes y científicos; o sus fiestas, que concentran siglos de respeto al toro de lidia. Pero Coria encierra un secreto más, que solo con bota, cesta y paladar puede conocerse en su más perfecta dimensión: la extraordinaria calidad de sus setas y de los establecimientos de restauración que las preparan.

En Coria hay una indiscutible riqueza micológica, conocida en restaurantes de Extremadura, Madrid, País Vasco y Cataluña. Muchos piensan que la cocina extremeña se circunscribe solo al cordero, cerdo ibérico y sus derivados. Pero hay un placer que agiganta la experiencia gastronómica extremeña: recorrer los parajes donde se encuentran sus setas, descubrirlas y clasificarlas. Desde hace trece años Coria es el epicentro de la actividad micológica regional, coincidiendo con la época del año en que brotan del subsuelo estos manjares. Bajo la etiqueta de ‘Coria, Sabor Micológico’ este año se celebra la trigésimo tercera edición de este encuentro que supera las barreras de lo gastronómico y lo turístico para convertirse en una experiencia inolvidable. Hasta el próximo 30 de noviembre Coria será un crisol de actividades en torno a un elemento identitario de los fogones locales.

Está organizada por el Ayuntamiento de Coria, a través de la Concejalía de Turismo y en colaboración con la Sociedad Micológica Extremeña y la Asociación de Empresarios de Coria y Comarca (Asecoc). Muchas son las especies comestibles que pueden encontrar los senderistas por el término municipal cauriense: boletus, amanitas cesáreas o ‘huevos de rey’, champiñones, níscalos o rússulas, entre otras muchas. Por puesto la recogida y la clasificación tiene que hacerla un experto y sobre ejemplares que no ofrezcan ninguna duda.

Alternan las lluvias suaves con los destellos del sol del otoño. Es tiempo de setas, de cesta y de salir al campo. Coria y sus establecimientos hoteleros son el enclave perfecto para conocer el recóndito secreto de los hongos. Y desde la organización de ‘Coria, Sabor Micológico’ han añadido un aliciente más para los viajeros: bonos de descuento.

Así los turistas podrán conseguir un bono de 5 euros de descuento con solo acudir a la Oficina de Turismo y solicitarlo. También se han editado bonos de 10 euros de descuento para los turistas se alojen en los hoteles participantes en régimen de habitación doble: AHC Palacio Coria, San Cristóbal, Montesol, los Kekes, entre otros. Ya ha comenzado la distribución de los bonos de descuento con gran éxito.

Programa de actos

Todo ello se complementa con una programación de actividades adaptadas a las nuevas circunstancias y con todas las garantías sanitarias posibles. En ellas destacan los menús de degustación en los restaurantes caurienses, todo un prodigio de buen hacer. Todos los años tiene una gran acogida el Paseo Micológico por la Dehesa de Mínguez programada para el día 21 de noviembre, aunque se baraja este año hacer un recorrido virtual.

Todos los sábados y domingos de este mes de noviembre se realizarán actividades en hoteles con degustación de platos micológicos a la carta diarios y menús micológicos de fines de semana en los siguientes restaurantes: MaGar AHC Palacio, Los Kekes, El Bobo de Coria, Montesol, Campana, Percor, Casa Maxi, San Cristóbal y San Juan. La experiencia y buen hacer de estos magos de los fogones está más que contrastada. Si visita sus templos del buen yantar seguro que repetirá la experiencia y si le hacen un plato con setas como ingrediente nunca lo olvidará.

Extremadura cuenta con unas 3.000 especies de hongos y desde 1980 cuenta con una Sociedad Micológica que ha contribuido a desterrar la micofobia reinante hasta entonces, y que hace dos años fue distinguida con la Medalla de Extremadura.

Después de alimentar el cuerpo, el viajero puede exacerbar sus sentidos deleitándose con las ciclópeas Murallas Romanas, el Castillo o el señorial Palacio de los Duques de Alba , exponente del pasado noble. Por supuesto no hay que olvidar la visita a la Catedral de Santa María de la Asunción en la que se conserva el Sagrado Mantel de la Última Cena, de valor histórico, artístico y cultural. Otros histos son el Palacio Episcopal, la Iglesia de Santiago Apóstol , el Convento de la Madre de Dios, el Hospital de San Nicolás de Bari, el Colegio Seminario Menor Conciliar, las Cárceles Reales, y los puentes de Piedra y de Hierro, entre otros.