-En un año ha crecido el número de desempleados de la ciudad en más de 600 personas. ¿Cómo revertir esta situación en un año tan difícil como 2021?

-Es un dato que efectivamente responde a la situación que se vive en el país, consecuencia de una crisis sanitaria demoledora. Cáceres se encuentra debajo de la media nacional de desempleo, pero tenemos que ser conscientes de que la situación es incluso peor de lo que reflejan los datos, porque seguimos con ertes activos que de alguna forma están aplacando la situación. Lo normal será que cuando terminen los ertes experimentemos una subida del paro bastante fuerte. Lo importante es saber cómo paliamos esta situación a corto, medio y largo plazo. A corto plazo tenemos una gran suerte con la agilización de los proyectos de plantas fotovoltaicas y la modificación del Plan de Urbanismo para que éstas se puedan instalar. Eso nos permitirá la creación de puestos de trabajo en poco tiempo. En el corto plazo significan unos 1.200 empleos, y en el medio plazo se incorporarán nuevas plantas fotovoltaicas seguramente, lo que nos permitirá un respiro en cuanto a creación de puestos de trabajo.

Al respecto, nuestra apuesta es clara. Tenemos que buscar una industrialización de la ciudad con industrias limpias y decantarnos por la energía como polo de atracción de las industrias. Hay que aprovechar dos cosas por las que llevamos peleando mucho tiempo en lo que llevamos de legislatura: la apuesta del sector público y a la vez también por la del privado. Tenemos que salir a pelear inversiones de otras administraciones. Los ayuntamientos tenemos la capacidad que tenemos. Invertimos, y con la obra pública generamos empleo, pero proyectos de otra magnitud los tenemos que conseguir fuera. En el ámbito privado debemos facilitar muchísimo la implantación de empresas, cosa que se ha conseguido. Cáceres ha pasado de ser ejemplo de mala práctica en cuanto a los plazos con las licencias a convertirse en un ejemplo en la velocidad para tramitarlas o hacer las modificaciones necesarias para que se asienten las empresas.

-El principal potencial de la ciudad es claramente el turismo. ¿Es suficiente con este sector para absorber la demanda de empleo?

No, no es suficiente. Y más que eso, tenemos que pensar si queremos que sea lo único o si no queremos que sea lo único. A Cáceres en los próximos años le puede ir muy bien con el turismo si recuperamos una situación de normalidad parecida a la anterior de la llegada de la pandemia. El turismo tiene que plantearse como un sector sólido y más rentable y menos intrusivo, con turistas que aumenten las pernoctaciones y dejen dinero en la ciudad. Pero está claro que no podemos apostarlo todo a un solo plan. Los hechos actuales nos lo dejan muy claro. El futuro de Cáceres pasa por ser un polo de innovación e industria con varios ejes de atracción. El primero debe ser la universidad y la escuela politécnica, que son valores fundamentales en el interés de cierto tipo de industria especializada, porque tenemos graduados muy formados y eficientes. El segundo elemento es que tenemos que pasar de ser un simple proveedor de energía (lo que potencia que se creen puestos de trabajo en otras comunidades) a rentabilizar la proximidad a la generación de energía y conseguir que se implanten aquí.

-Usted apuesta por la economía verde y las industrias renovables. Se están instalando grandes parques de fotovoltaicas. ¿Cuánto empleo van a generar y por cuánto tiempo?

-En el corto plazo van a ser 1.200 los puestos de trabajo que se van a generar en los próximos meses. Los que supone trabajo durante un año y medio aproximadamente. Después es lógico que esa oferta se deshinche. La oportunidad de adquirir experiencia laboral va a permitir que muchos operarios que trabajan ahora en las fotovoltaicas adquieran los conocimientos suficientes para trabajar en otras en el futuro en otros puntos de la región. Hay otro sector que va a crecer mucho en los próximos años: es el de las instalaciones domésticas de placas fotovoltaicas. Cuando decimos que se generan 1.200 puestos de trabajo y luego estos desaparecen no es exactamente así. Unos desaparecerán y otros se reconvertirán, dando una oferta desde la ciudad al resto de la región. Calculamos que entre un 5% o un 10% de los puestos de trabajo se mantienen en las propias plantas, porcentaje que no es nada desdeñable, pues se trata de empresas de un tamaño muy razonable. Tenemos que conseguir una industria aparejada a ese desarrollo energético.

-De cara al futuro se anuncia un centro para la investigación para el almacenamiento de la energía. ¿Qué va a significar como polo de desarrollo para la instalación de otras iniciativas que generen empleo?

-Es un proyecto de una magnitud de la que todavía no nos hacemos una idea. Gracias a él vamos a conseguir retener el talento de nuestros jóvenes y que vuelvan muchos investigadores que incluso se han formado en nuestra ciudad y se tuvieron que ir a trabajar fuera. También se van a generar puestos de administración, etcétera. Y eso será solo en el centro pero la clave está en el ecosistema que se va a desarrollar a su alrededor, que va a provocar una atracción de empresas inmediata que va a generar empleo en algunos años. Tardaremos algo en verlo, pero en el medio plazo veremos cómo se generan industrias alrededor de este centro.

-El parque tecnológico del campus ha experimentado un gran desarrollo en la última década. ¿Es ese el camino para el desarrollo de la ciudad junto al turismo?

-Es uno de los caminos. Es un ejemplo que me gusta mucho. Porque hace unos años, cuando el presidente Juan Carlos Rodríguez Ibarra hablaba de este proyecto parecía que se refería a algo muy lejano. Ahora genera cientos de puestos de trabajo en la ciudad. El camino nosotros lo tenemos claro y se inserta en cuatro ejes: el turismo, la industria tecnológica con el software como locomotora, la tecnología agroveterinaria, y el sector de la energía, que no se refiere en exclusiva a las empresas de placas solares, sino también a las empresas que se benefician de su cercanía a esta fuente de energía renovable.

-Los promotores de la mina ofrecen 200 empleos directos y otros 800 indirectos. ¿Con esos argumentos mantiene el rechazo a la mina? ¿Qué alternativas tiene para generar un número de puestos de trabajo similar si no prospera la iniciativa?

-Primero no me los creo y después creo que son muy pocos, incluso si fueran verdad. No solucionarían nuestro problema. Doscientos puestos de trabajo directos son menos de los que va a generar en los próximos tres años solo la instalación de placas fotovoltaicas y me refiero a los directos y a largo plazo. Solo las plantas fotovoltaicas en Cáceres en los próximos años supondrán 200 puestos de trabajo fijos. Los puestos de trabajo indirectos de la mina tampoco me los creo. Además, con el proyecto de la mina tenemos un problema. Cáceres tiene una parte muy importante de su negocio y su crecimiento depositada en el sector del turismo. Y con las cosas de comer no se juega. Podríamos en riesgo un sector que sí es una realidad y sí es el sustento de muchas familias. La implantación de la mina acabaría destruyendo más empleo del que genera y acabaría con el sector turístico.

-Cáceres cuenta con numerosos polígonos, pero el principal, las Capellanías, presenta muchas deficiencias. ¿Aunque la conservación es privada puede intervenir el ayuntamiento para mejorarlo?

-Tenemos que encontrar una forma de intervenir y ayudar a los propietarios del polígono para que crezca y se modernice. Es una carga económica que obviamente el Ayuntamiento de Cáceres no va a poder asumir, seamos realistas. Es importante que, desde la parte privada del polígono, haya un interés y esfuerzo por conseguir fondos europeos para modernizarlo. Es un polígono industrial del siglo XX que tiene que poder acoger industria del siglo XXI. Cáceres necesita mejorar sus polígonos, pero también más suelo industrial capaz de acoger empresas de alta tecnología.

-¿Siguen con la idea de que allí en un futuro pueda instalarse un apeadero de mercancías?

-Sí, esperamos que en los próximos meses podamos seguir orientando mucho más sobre esta posibilidad, que tendrá que ser una realidad, pues Cáceres se va a convertir en un punto geográfico muy interesante por su capacidad para conectar con los puertos de Lisboa y Sines. Será, además, una infraestructura mucho más ambiciosa, un nodo logístico. El objetivo es que sea una realidad, pero no una infraestructura vacía. Queremos que nazca con contenido, con inversión privada y vinculado a una actividad desde su puesta en marcha.

-Uno de sus proyectos-estrella es el complejo budista ¿Qué va a significar en empleo para la ciudad una vez puesto en marcha?

-Confiamos en que mucho. Es un proyecto que parte de una iniciativa privada con el que el ayuntamiento se ha implicado mucho porque presenta la ciudad como un destino atractivo. Es un proyecto que aumentaría la afluencia turística a nuestra ciudad, pero es mucho más, ya que la idea nos permite la conexión con Asia. Sin haberse iniciado la construcción a Cáceres ya le está generando un beneficio enorme en cuanto a publicidad en Asia. Llevamos más de un año presentes en medios de comunicación asiáticos donde aparece Cáceres y la conocen inversores de ese continente.

-¿Cuántos contratos temporales podrán hacerse este año con los distintos planes de la Diputación y la Junta de Extremadura?

-Todavía están en proceso de negociación, pero sin duda serán más que el año pasado, que fueron más de doscientos.

-Usted mantiene contactos en sus despachos con potenciales inversores. Siempre dice que no habla de ellos hasta que son realidad. Pero la ciudad necesita proyectos en los que ilusionarse. ¿Puede avanzar alguno?

-Soy un político atípico al respecto. Mientras algunos presentan los proyectos cuando solo son ideas y pueden no cuajar. A mí me gusta lo contrario. Prefiero respetar a los inversores privados hasta el límite y aunque nos critiquen por no presentar los proyectos públicamente preferimos aguantar. Estamos en los últimos pasos y que si todo va bien en los próximos meses vamos a presentar un proyecto muy importante, impulsado por el ayuntamiento, pero con una inversión privada de fondos extranjeros muy grande.

-Están en proyecto, con programas presentados, varios centros comerciales ¿Qué está frenando la obtención de los permisos?

- Pues que se trata de proyectos muy complejos. Es cierto que con la crisis se ha ralentizado todo. Había proyectos que tenían mucha prisa por abrir y que ahora tienen menos. Cuando llegué a la alcaldía había muchos proyectos empresariales, entre ellos varios centros comerciales que estaban atascados, porque no había reacción por parte del ayuntamiento. Llevamos trabajando año y medio con esos inversores para recuperarlos y atrayendo a nuevos. Estoy convencido de que algunos de esos centros comerciales van a salir adelante. Algunos tienen muy avanzada la tramitación y van a ser pronto realidad.

-En 2020 dieron ayudas directas a pymes y autónomos por un millón de euros. ¿A cuánto asciende la ayuda este año?

-Esperamos que se supere esa cifra. Una de las razones por las que retrasamos el presupuesto es que estamos ajustando un aumento de las ayudas sociales, y un aumento a las subvenciones a las pequeñas empresas y autónomos. La tercera ola de la pandemia ha tenido una magnitud económica mucho peor de lo que todos esperábamos y eso nos ha hecho parar el presupuesto y rediseñarlo.

-La Mesa del Comercio está manteniendo reuniones semanales. ¿Cuándo se verán sus resultados? ¿Qué necesita el sector para que Cáceres vuelva a ser una capital comercial?

-La Mesa del Comercio tiene mucho que aportar, pero no va a ser la solución a los problemas del comercio, porque es una mesa política. Tengo más esperanza en los resultados de los contactos continuos con el propio sector, que conoce a fondo los problemas. El comercio de Cáceres necesita campañas de promoción, en las que puede ayudar el ayuntamiento, la atracción de actividad económica, y que los ciudadanos de Cáceres se conciencien de la necesidad de consumir productos y servicios en las empresas de la ciudad. Tenemos que consumir en local. Si lo hacemos en empresas que no están en Cáceres ponemos las cosas muy difíciles a alguien que seguramente es nuestro vecino.