Junio es el mes de la Feria de San Juan en Badajoz. Aunque reducida y aforada, hubo feria en el ferial, con permiso del covid. Y hubo festejos en el ayuntamiento, con pirotecnia de color naranja. Junio de 2021 estaba marcado desde dos años antes en el calendario del consistorio pacense como la fecha del traspaso de poderes en la alcaldía. Tras las elecciones municipales de 2019, PP y Ciudadanos habían acordado la alternancia y el relevo: la primera parte de la legislatura para el popular Francisco Javier Fragoso, que llevaba 26 años en el ayuntamiento, ocho de ellos como alcalde y, la segunda, para un desconocido hasta entonces en las lides políticas, el candidato de Cs, Ignacio Gragera, que se haría alcalde con tan solo cuatro concejales de los 27 que conforman la corporación.

Hasta el último momento antes del relevo hubo quien dudó de que Fragoso se marcharía, a pesar de que el popular insistía en que respetaría el compromiso. El proceso de alternancia chirriaba desde que se firmó, por indigno. Pero el cabeza de lista del PP cumplió lo que estaba rubricado y renunció. Aún así, no estaba todo resuelto, porque el acuerdo de gobierno de coalición en Badajoz se sostiene en el voto del exconcejal de Vox y ahora no adscrito, Alejandro Vélez, que como en otros tantos escenarios se ha aprovechado de su indispensable apoyo para apretar la tuerca y recordar aquello de ‘qué hay de lo mío’. El día de la renuncia de Fragoso ni siquiera acudió al pleno para así generar mayor expectación. Tanto apretó que sus ‘socios’ tuvieron que rubricar un acuerdo-paripé con los compromisos a cumplir en los dos años siguientes. Un pacto integrado por 31 puntos de generalidades sin concreción firmado in extremis a pocas horas de que se celebrase el pleno de investidura. Suficiente para que Gragera se alzase con el bastón de mando el 27 de junio, en plena feria. Como para no celebrarla.

No estaban para celebraciones en el PP, que perdían la alcaldía de la ciudad más grande de Extremadura. Fragoso anunciaba este mismo mes que dejaba la presidencia provincial, tras 14 años y cuatro más de secretario general. El anterior alcalde, Miguel Celdrán, que le traspasó el gobierno con mayoría absoluta, no vivió para verlo marchar. Sus ciudad ha querido que se quede para siempre. El 12 de junio, el ayuntamiento colocó en la plaza de Conquistadores la escultura creada por su amigo Luis Martínez Giraldo, sufragada por suscripción popular. Sus propios vecinos decidieron homenajear al exalcalde en el lugar por el que pasaba cada mañana camino del ayuntamiento, en la avenida que ahora lleva su nombre.

Una escultura que permanecerá en Badajoz. Como también se quedará para siempre el Azor en Cáceres. La obra Síndrome del Guernica que el artista Fernando Sánchez Castillo elaboró con los restos de la embarcación de recreo de Francisco Franco se expuso temporalmente en junio en la plaza de las Veletas para la bienal de Cáceres Abierto y se incorporó a los fondos del museo Helga de Alvear, después de que la galerista la incluyese entre sus nuevas adquisiciones.

Del Azor a los Predator, los drones del Ejército del Aire que la ministra de Defensa, Margarita Robles, conoció de cerca en su visita a la base de Talavera la Real. Hizo el viaje en junio, el temido mes para miles de estudiantes que se examinan de la Ebau, marcada un año más, el segundo, por las limitaciones de la situación sanitaria: aforo reducido y mascarillas obligatorias durante el desarrollo de las pruebas. 

El verano despertó antes de que terminase junio con la esperanza en una nueva normalidad que no llegó. Si nos hubiesen contado hace seis meses que las mascarillas volverían a ser obligatorias al aire libre, no nos lo habríamos creído.