Había dudas y especulaciones sobre si Ford iba a electrificar su coche más icónico, el Mustang, para su séptima generación, presentada en el Salón de Detroit. Desde las oficinas de Dearborn debían aguantarse la risa cada vez que leían algo sobre la electrificación de su deportivo. De Mustang eléctrico solo hay uno, el Mach-E, y es un SUV. Para el muscle car más vendido del mundo solo había una opción, la gasolina.

En vez de romper esquemas con un diseño novedoso y una propuesta electrificada, Ford ha preferido ser conservadora en cuanto a la estética del Mustang en su nueva generación, aunque sí da un paso adelante, contundente y muy necesario, en el plano tecnológico, quizá el mayor punto flaco de su predecesor.

Es una maniobra inteligente por parte de la firma del óvalo, apurar la vida de los motores de gasolina ahora que Dodge va a electrificarse, y por tanto, a dejar de vender el Charger y el Challenger de gasolina, y Chevrolet va a dejar morir al también icónico Camaro. Quedará un hueco para los ‘petrolheads’ que Ford debe, y por supuesto quiere, aprovechar. “Invertir en otra generación del Mustang es un mensaje contundente en un tiempo donde nuestros competidores están alejándose del negocio de los coches de combustión interna”, dice Jim Farley, CEO de Ford, en el comunicado.

Dos motores y versión Dark Horse

Ford seguirá optando para el Mustang por dos motores que le han dado muchas alegrías. El primero, el EcoBoost de cuatro cilindros y 2.3 litros. El segundo, el que equiparán las versiones GT, el V8 de 5.0 litros. La compañía norteamericana no ha confirmado la potencia de sus propulsores, pero sí que será más alta que en su predecesor, con lo que la versión GT debería superar los 460 CV de potencia.

Con el motor más potente, el Ford Mustang está disponible con cambio automático de 10 velocidades o con transmisión manual de seis, este último con sistema Rev-matching, que imita el punta-tacón para mantener las revoluciones del motor al cambiar de marcha. Dispondrá además de un selector de modos de conducción con las opciones Normal, Sport, Deslizante, Drag o Pista, que afectarán a la dirección, la transmisión y la respuesta del motor.

Como opción, el comprador podrá optar por el paquete Performance, que sumará llantas de 19 pulgadas, un diferencial deportivo, frenos Brembo, un sistema de escape activo con sonidos de motor ajustables y suspensión activa MagneRide para mejorar su dinamismo.

Para los que no tengan suficiente con la versión GT con paquete Performance, Ford tendrá disponible la nueva versión Mustang Dark Horse, que define como “la máxima expresión de la capacidad de circuito” del modelo. Tomando como base el GT y su motor, ofrecerá más potencia, mejor aerodinámica y ajustes en el chasis para convertirlo en una máquina de dominar circuitos. De serie ofrecerá la transmisión manual TREMEC de seis velocidades, aunque se ofrecerá también la transmisión automática de 10 velocidades. 

La versión Dark Horse incluye de serie el paquete Performance, pero añade componentes como un diferencial Torsen, un refrigerador auxiliar para el motor, neumáticos Pirelli P Zero PZ4, barras estabilizadoras, frenos Brembo de pistón fijo, freno Drift electrónico, faros oscurecidos, paragolpes rediseñados, faldones laterales y un alerón trasero fijo, así como un logotipo exclusivo, un volante más grueso y colores especiales como el Blue Ember. El Mustang Dark Horse servirá de base para los futuros modelos de competición de las series GT3, GT4 y Nascar.

Salto tecnológico

Nunca dudamos de que el Mustang seguiría siendo un deportivo pura raza, pero ahora que sus motores nos han tranquilizado, toca el interior, que mantiene algunos rasgos estéticos de la sexta generación, pero que evoluciona hacia un ecosistema digital formado por dos pantallas y hacia un espacio más intuitivo, con una nueva distribución más intuitiva de los controles físicos. 

El conductor dispondrá de un cuadro de instrumentos digital de 12,4 pulgadas persoanlizable y con varios diseños de instrumentación -desarrolladas con el motor gráfico Unreal Engine 3- que cambian según el modo de conducción, unido a una pantalla táctil de 13,2 pulgadas para el sistema de infoentretenimiento SYNC 4, ambas en flotantes sobre el salpicadero. A diferencia del Mach-E, las pantallas se mantienen en posición horizontal. El sistema SYNC 4 es compatible con Apple CarPlay y AndroidAuto y admitirá actualizaciones inalámbricas. Como opción, se podrá sumar al conjunto un sistema de sonido premium B&O. Es, sin lugar a dudas, el Mustang más avanzado de la historia.

A la conectividad, habrá que sumarle los sistemas de seguridad activa más habituales, como el control de crucero adaptativo inteligente, el asistente de centrado de carril o la frenada de emergencia, entre otros. Ford pondrá a disposición del conductor los servicios conectados FordPass, con funciones como los servicios de vehículo robado y opciones como la preclimatización, la apertura o cierre de puertas o la localización del coche a través de una aplicación móvil.

Evolución de diseño

En cuanto a su diseño, la evolución es evidente a simple vista. Es continuista en comparación con su predecesor, pero presenta cambios importantes como una parrilla más grande y nuevos grupos ópticos delanteros y traseros, aunque mantienen la forma anterior. Mantiene elementos característicos del modelo como un largo capó y una marca línea descendiente desde el parabrisas a la zaga.

En la versión GT se incluye una toma de aire en el capó, así como líneas más marcadas en el mismo y nuevas opciones de diseño para las llantas. Según la marca, es el Ford más aerodinámico de la historia.

El nuevo Ford Mustang llegará con carrocería cupé y convertible en septiembre de 2023, por lo que todavía tendremos que esperar un año para verlo en la carretera. La espera será larga, pero Ford nos entretendrá durante este tiempo desvelando más información, como la potencia y el precio.