Este domingo 17 de abril arranca oficialmente la Operación Retorno de Semana Santa para los habitantes de todas aquellas comunidades en las que mañana no es festivo, como Andalucía, Aragón, Asturias, Canarias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura, Galicia, Madrid y Murcia. El lunes 18 culminará con el retorno de los de las demás comunidades. Esto provocará, según las estimaciones de la DGT, “problemas de circulación y retenciones en los lugares o zonas de destino, por inicio del egreso”.

En ambos días, según Tráfico se conducirá con tranquilidad entre la madrugada y las 11.00 de la mañana, encontrando las primeras retenciones entre las 11.00 y las 13.00. A partir del mediodía y hasta las 23.00, la DGT considera que la situación será muy desfavorable, con una pequeña mejora hasta la media noche, aunque esta hora aún la considera desfavorable. La mayor intensidad del tráfico y las retenciones más importantes se darán en autopistas y autovías, así como en carreteras que acceden a zonas de costa y litoral por la mañana y a los accesos a las grandes ciudades por la noche.

La Operación Retorno arranca con un precio medio de la gasolina de 1,80 euros por litro, 1,60 contando la bonificación de 20 céntimos decretada por el Gobierno. El diésel, por su parte, cuesta 1,81 céntimos, 1,61 céntimos contando el descuento.

La DGT cifró en 8,4 millones de desplazamientos los que se realizarán entre el pasado 13 de abril y el lunes 18 en la segunda fase de la Semana Santa, la más importante en cuanto al volumen del tráfico con 1,41 millones de desplazamientos diarios. En el conjunto de la Semana Santa, Tráfico calculó una estimación de 14,6 millones de desplazamientos, un 2,1% menos respecto a 2019, el último año previo a la pandemia.

¿Por qué hay retenciones?

Hay varios factores que pueden desencadenar un atasco, como el volumen del tráfico, un accidente o el efecto acordeón por malos hábitos de los conductores. Durante la Operación Retorno de Semana Santa los más comunes serán por volumen y efecto acordeón. En el primer caso, un atasco se da cuando el número de vehículos en una vía supera la capacidad total que puede soportar la misma. Por ejemplo, un carril de autovía tiene, más o menos, una capacidad máxima de 2.000 vehículos cada hora. En una autovía convencional, de dos carriles por sentido, la capacidad sería de 4.000.

Cuando la densidad del tráfico se acerca al número empiezan los problemas. En la misma autovía, cuando se llegan a los 3.700 vehículos por hora, éstos empiezan a frenar y a disminuir su velocidad. Además, con cada cambio de carril se provoca una reducción importante de la velocidad. En ese momento, los coches circulan muy pegados y una frenada puede desencadenar el efecto letal que termina por causar un atasco.

Por su parte, las retenciones por efecto acordeón se producen por culpa de una mala práctica de los conductores, de obras en la carretera o por accidentes. Cuando, por seguridad, la DGT aconseja que se debe mantener una distancia mínima entre vehículos, también está intentando prevenir atascos. Cuando un coche circula demasiado cerca de otro y, por el motivo que sea, el de delante frena un poco, se puede desencadenar una retención. En el momento en que no se respeta la distancia de seguridad, este ligero toque de freno sin hueco suficiente para no alterar la velocidad de la marcha genera una efecto acordeón que afecta a todo el tráfico que viene detrás, obligando a todos a bajar más la velocidad hasta tener, incluso, que pararse.

El efecto, entonces, se va propagando por la carretera de una manera más rápida que la capacidad de reacción de los conductores. Por eso, cuanto más atrás, más grave es la retención. En estas ocasiones, los primeros coches no se percatan de nada porque siguen su marcha, pero varios metros atrás puede haber un atasco importante.

¿Cómo evitarlos?

No es fácil evitar los atascos porque se producen en vías muy transitadas que, a veces, son las únicas disponibles para llegar al destino deseado. Sin embargo, hay varias medidas que se pueden tomar para evitar las retenciones. En primer lugar, y como en muchos otros problemas, los conductores deben planificar sus viajes e intentar evitar los días y las horas de mayor densidad del tráfico. Además, en la medida de los posible, hay que tratar de no pasar por las vías más transitadas. Hay que tener en cuenta, además, si habrá obras en la carretera. Para conseguir toda esta información existen aplicaciones móviles y la web de la DGT.

Otra medida, aunque pueda parecer una tontería, es evitar ser cotilla. Muchas veces se producen accidentes, en el mismo sentido de la circulación o en el contrario, que no tendrían que alterar la velocidad de la marcha. Sin embargo, mucha gente frena para pasar despacio por el lugar y ver qué ha pasado. Es entonces cuando esta reducción inesperada de la velocidad puede causar una retención, de nuevo, por el citado efecto acordeón. Si, además, no se respeta la distancia de seguridad, curiosear puede desencadenar un atasco mayúsculo.

Por último, hay que dejar la conducción deportiva y agresiva para los circuitos o los videojuegos. Conducir más rápido, con constantes frenazos, cambios de carril y no respetar de la distancia de seguridad son conductas que provocarán que otros vehículos tengan que reaccionar al respecto, desencadenando una retención. Está demostrado que una conducción eficiente, siguiendo las velocidades recomendadas y con una distancia de seguridad correcta, mejora el funcionamiento conjunto de la vía.