Estaban llamados a liderar la transición a la electromovilidad, pero parece que están pasando por el mercado de una forma más o menos discreta. Los híbridos enchufables, esa mezcla entre coche eléctrico, de poco más de 50 kilómetros de autonomía cero emisiones, y vehículo de combustión, lo tenían todo para dominar el mercado durante el próximo lustro, mientras los coches de combustión empiezan a ser cosa del pasado y los eléctricos un proyecto aún de futuro. Pero lo cierto es que las ventas de este tipo de coches han empezado a caer antes siquiera de plantar cara a los híbridos no enchufables. De hecho, son los eléctricos los que muestran una tendencia al alza que parece no tener fin.

Los híbridos enchufables han sido el as bajo la manga de las marcas para reducir su media de emisiones ante las exigentes normativas europeas de descarbonización. Sus excelentes datos de emisiones, producto de unas pruebas exigentes pero alejadas de la conducción real, eran la mejor baza de los fabricantes para compensar el exceso de los motores térmicos de sus coches más grandes o prestacionales. Al cliente se lo vendían como ese escalón intermedio por el que apostar ante el mar de dudas que es ahora mismo el mercado. 

No obstante, su precio es considerablemente más elevado que los híbridos no enchufables, líderes indiscutibles del mercado alternativo, y bastante cercano al de los eléctricos. Sus características solo lo hacen rentable si el usuario lo carga habitualmente, porque sin energía su consumo -y, por tanto, emisiones- es mayor por el incremento de peso. Lo cierto es que parece que no han terminado de despegar y los datos muestran que, mientras los eléctricos miran arriba, los híbridos enchufables ya van cuesta abajo.

Los datos de los principales mercados

Según los datos de la patronal española Anfac, referentes al mes de juliodatos de la patronal española Anfac, referentes al mes de julio, el mes pasado se vendieron en España 3.661 híbridos enchufables (PHEV), que siguen siendo más que los 2.620 eléctricos vendidos el mismo mes en el país. Sin embargo, es al comparar el resultado con julio de 2021 donde se ve la tendencia de ambos tipos de coche. Mientras los eléctricos suben un 31%, los PHEV caen un 9,4%. En los datos de los siete primeros meses de 2022, ambos tipos suben, con los eléctricos disparados en un 49,6% (19.361) y los PHEV subiendo un 19,5% (27.747).

Con todo, España no es el mejor ejemplo, porque los enchufables -los dos tipos- solo representan un 8,33% del mercado. Es en países como Francia, Alemania o el Reino Unido, donde el peso de este tipo de vehículos es mucho más alto, donde se observa una importante caída de los PHEV. Con datos de junio, ofrecidos por la patronal europea ACEA, en Francia las ventas de híbridos enchufables se desplomaron un 19,4%, mientras que en Alemania hicieron lo propio en un 16,9% y en el Reino Unido un 31,9%. En Noruega, bastión eléctrico, el hundimiento fue del 62,3%.

Si observamos, en cambio, los datos de matriculaciones de eléctricos, en Francia subieron un 18,6%, en Alemania descendieron un 0,5%, superando en más de 12.000 unidades a los PHEV, y en el Reino Unido, donde por cada PHEV se venden dos eléctricos, subieron otro 21,3%. En Noruega también bajaron las ventas, un 5,3%, hasta las 27.374 unidades, pero apenas se matricularon 4.026 PHEV.

Dudas sobre los PHEV

Hay varios motivos que pueden haber llevado a este cambio de tendencia, pero el más claro parece ser el fin de las ayudas sobre los PHEV y las dudas que generan su potencial de descarbonización. Un estudio reciente del Consejo Internacional del Transporte Limpio (ICCT), tomando como muestra el uso de 9.000 PHEV, concluyó que el consumo real de estos vehículos en usuarios particulares era de 2,5 a cinco veces mayor a lo que declaraban los fabricantes. ¿La razón? Lo cargan menos de lo que deberían. En total, estos recorren entre el 45% y el 49% de los kilómetros en modo eléctrico, porcentaje que se reduce hasta entre el 11% y el 15% para los vehículos comprados en el canal de empresas.

Estos datos explicarían porque en el Reino Unido se dejaron de ofrecer ayudas para su compra en 2018, mientras que en Alemania harán lo propio este mismo año. La Comisión Europea planea medir de forma más rigurosa el uso real de estos vehículos para definir su impacto sobre las emisiones a partir de 2027, algo que podría afectar a su calificación como coche cero emisiones, provocando que dejaran de ser útiles para los planes de los fabricantes y, por tanto, una ralentización de lanzamientos y de la llegada de nuevos modelos.