El sentir feminista es algo que todas las mujeres deben tener por el simple hecho de serlo. Pero, ¿cuándo empieza ese interés por este movimiento de lucha?

El término, en primer lugar, hace referencia a la igualdad entre hombres y mujeres. Sin embargo, el concepto feminismo engloba mucho más. Se trata del movimiento social y político que surge a final del siglo XVIII y que supone la conciencia de la mujer como colectivo humano contra la opresión y el patriarcado.

En general, las valoraciones de expertas en este ámbito coinciden en que el despertar de esa conciencia puede darse en el patio de un colegio. Otras aseguran que no empieza hasta que no se conoce la propia terminología. En algo que sí están todas de acuerdo es que cada vez más adolescentes se implican en este movimiento: asisten a concentraciones y son más activistas.

Julia Gonzalo, profesora de FP Promoción de Igualdad de Género.

Las asociaciones Lisístrata y Proyecto Life, que trabajan por la igualdad y participan en la lucha feminista, son un claro ejemplo. Están formadas en su totalidad por jóvenes extremeñas y extremeños de 12 a 21 años. Tienen sede en Don Benito y Almendralejo, respectivamente.

La primera nació hace año y medio, de la mano de una joven que por entonces tenía 18 años y llevaba dos con la inquietud de formar una asociación feminista. Melania Torres Garrido, la presidenta de este colectivo, ahora tiene 20 años y es estudiante de Psicología. Junto a su hermana melliza, que es la secretaría, y otras dos jóvenes, se encargan de organizar la parte activista. Aunque a las diferentes actividades acuden una gran cantidad de chicas de entre 14 y 17 años. «Entre todas aportan una visión crítica e ideas», asegura. En su opinión, la conciencia feminista comienza una vez se conoce la terminología. «Hasta que no tengas un referente o le pongas nombre a ciertos conceptos no adquieres el conocimiento de feminismo», explica. No obstante, Melania considera que ahora ocurre antes debido a las redes sociales. Sin embargo, la parte activista, a su parecer, «se está dejando aislada».

Lo que la presidenta considera que debe cambiar para que esa percepción, en niños y en niñas, se tenga cuanto antes es la educación. «Desde preescolar o la guardería hay que hacer hincapié en el feminismo, por ejemplo, con la incorporación del lenguaje inclusivo o pedagogía propia». Así como los agentes socializadores que forman la educación formal e informal. «En un futuro, me gustaría contribuir como psicóloga», concluye.

En la defensa por la igualdad, la otra entidad, Proyecto Life, lleva seis años, aunque registrada como asociación solo uno y medio. Al principio se formó para educar en las aulas del IES Carolina Coronado de Almendralejo y después nació la entidad que, recientemente, ha pasado de ser un plan de instituto a un proyecto comunitario al incluirse en el Consejo de Mujeres de la localidad pacense. Está compuesta por adolescentes desde 1º de la ESO hasta el último curso de Bachillerato. Unos 40 chicos y chicas luchan por la igualdad desde que apenas tienen 12 años hasta finalizar sus estudios en el instituto, según Valentín Iglesias Miranda, educador social del centro. En este contexto, recuerda que hace unos meses, «una niña de 12 años trajo libros de feminismo. Gracias a ella hay un rincón en la biblioteca dedicado al movimiento».

La desigualdad, pistoletazo de salida

La Asociación de Derechos Humanos y el Consejo de Juventud de Extremadura lo tienen claro: una mujer puede tomar conciencia del feminismo en el colegio, sin ir más lejos.

La realidad es que el interés comienza a la par que la desigualdad, asegura Flor Fondón, presidenta de la Asociación de Derechos Humanos de Extremadura. Una niña, cuando se plantea las diferencias -por razón de sexo- es cuando comienza a entender este concepto. «Que un niño levante la falda a una niña es desigualdad».

Asimismo, Elena Ruiz Cebrián, presidenta del Consejo de Juventud de Extemadura, reafirma las palabras de Fondón. Considera que cada vez se conoce el concepto antes. Bajo su punto de vista, se debe a que la sociedad ha puesto nombre a muchos tipos de violencia que antes no tenían. «Por fin se habla, aunque aún hay mucho que hacer. Sobre todo en educación, es la herramienta que tenemos, hay que saber utilizarla», señala. En la misma línea, sigue habiendo muchos casos de acoso escolar, por el simple hecho de ser niña. «El propio uniforme del colegio genera situación de desigualdad». En cuanto a la educación no reglada, «se debe colaborar más». Eso sí, «a día de hoy hay más madres feministas». No obstante, confía que en un futuro se notará más.

La vocal del área de Igualdad, LGBTI, Derechos Humanos y Discapacidad, tanto de Extremadura como de España, Olga Tostado Calvo, asegura que una niña comienza a darse cuenta del feminismo cuando se siente discriminada por ser mujer, pero siempre y cuando conozca los conceptos. «Si la niña desconoce el concepto podría normalizarlo», añade. También debe detectar el machismo para llegar a saber qué es el feminismo. «Porque el machismo continúa presente en las aulas de institutos y colegios», finaliza.

Educación trasversal

La profesora de la asignatura ‘Participación social de la mujer’ y coordinadora de prácticas del grado superior de Promoción de Igualdad de Género del IES Al-Qázeres, Julia Gonzalo, establece que hay que hablar de coeducación. Señala que a pesar de que hay formación, «aún falta mucha». En el ámbito educativo, dice, hay que trabajar de manera trasversal e intersectorial. «La educación tiene un papel fundamental en la lucha contra el machismo. Debe variar desde Infantil y Primaria», añade.

«Lo primero que hay que hacer es trascribir la historia, la mitad de la sociedad, que somos las mujeres, no aparecemos en los libros», sentencia. Por ello, las jóvenes no pueden tomar como referencia a ninguna figura femenina. «No hay científicas ni músicas ni ingenieras, no existen referentes pero sí los hay, están invisibilizadas».

En el sistema jurídico está otra de las claves. Este es el motivo por el que chicos y chicas han salido a la calle, «a pedir que las leyes cambien, lo que está ocurriendo es descabellado». La violencia de género está muy presente en el país y en la región. A juicio de Gonzalo, «hay un repunte significativo que no puede consentirse más».

E insiste en la necesidad de formación: «Tanto en el profesorado como en casa, para así poder transmitírselo a los niños y niñas».

En su opinión, es cierto que cada vez se toma conciencia feminista más temprano, «más jóvenes salen a la calle a reivindicar los derechos de la mujer y contra la violencia machista». Por otro lado, considera que a ese punto cada una llega en su propio momento personal y no finaliza nunca. «Lo que ocurre es que cuando llegas al feminismo, te cambia la vida. Lo ves todo con gafas violetas y ya no paras de luchar».

Una batalla de más de tres siglos desde que se le puso nombre al movimiento buscando los mismos derechos para los hombres que para las mujeres. «Aún así el patriarcado está muy arraigado en nuestra sociedad», concluye Julia Gonzalo.