- ¿Por qué decidió que quería estar al frente de la Federación de Turismo Rural de Extremadura?

- Porque desde siempre tuve claro que quería ser algo más que empresaria. Me sentía con la responsabilidad de dar un paso hacia adelante. Quería mover iniciativas, proponer proyectos, no esperar a que otros lo hicieran.

- Lleva seis años en su puesto. ¿Ha crecido en ese tiempo la presencia de la mujer empresaria en el sector?

- La realidad es que las pequeñas empresas tienen rostro de mujer. Es mi caso por ejemplo, que tengo un hotel en Casar de Cáceres. Pero si hablamos de grandes empresas o de los referentes que tenemos, siguen predominando los hombres. Esa tendencia no ha cambiado en absoluto.

- ¿Y esto por qué ocurre?

- Porque las mujeres estamos más descapitalizadas, y es necesaria mucha inversión para llevar a cabo un proyecto de esa magnitud. Y porque dedicarte a una gran empresa significa aparcar tu vida, y entonces ahí chocamos directamente con el techo de cristal, principalmente por la maternidad. Porque no hay medidas eficaces para poder conciliar, ni tampoco concienciación sobre la necesidad de que existan; y porque para dedicarnos a un trabajo así necesitaríamos el apoyo de nuestras parejas. Cuando ocurre al revés, cuando es el hombre el que triunfa profesionalmente, encuentra el respaldo de la mujer; en el caso contrario, es algo que cuesta mucho, porque siguen establecidos los típicos roles de familia...

- Dentro de su sector, ¿en qué más puede destacar que siguen vigentes esos típicos roles que menciona?

- Por ejemplo en la cocina. Era una labor prácticamente de las mujeres, pertenecía a ellas, pero como ahora está moda y es una profesión puntera, que se valora mucho y tiene prestigio, pues ha sido ocupada por los llamados ‘chefs’.

- Mujer, empresaria, presidenta de una federación... ¿Se ha sentido cuestionada en su puesto alguna vez?

- Claro que sí, todas lo sentimos. Es la sensación de tener que estar demostrando constantemente de que vales para lo que haces. Eso a los hombres no les pasa. Y ya si le añades que estás empezando y eres muy joven, pues aún peor.

- ¿También le ocurrió en sus inicios?

- Es que al principio cuando iba a congresos, a conferencias, a determinadas jornadas o hacía de jurado, era siempre la única mujer. Me veían como la rara, la diferente. Te sientes cuestionada porque te cuestionan. Porque tu opinión o tu experiencia parece que vale menos simplemente por ser mujer. Yo siempre he intentado que no me afecte, estar por encima, procurar no tener que vivir situaciones así, pero al final te acaba pasando, es algo inevitable porque está muy latente en la sociedad.

- Pero lo cierto es que la mujer cada vez está más presente en el sector turístico.

- Es un sector muy atractivo para nosotras porque tiene mucho que ver con la hospitalidad, con la atención a los clientes. Y quiero destacar una cosa: los puestos intermedios, los que permiten que haya estabilidad en el negocio, siempre están ocupados por mujeres.

- Queda dar el siguiente paso.

- Para eso tienen que seguir cambiando las políticas de conciliación y los roles establecidos en la sociedad para mujeres y hombres. Para que exista esa opción de liderar grandes empresas si así lo decidimos.