Nació en el campo. Su padre, ganadero, era de Salamanca y su madre de Calzadilla. Hace más de 60 años que vive en Moraleja. Isidra Domínguez González, de 88, tuvo cinco hijos varones pero uno se le murió hace un tiempo.

- ¿Qué recuerdos guarda de cuando era pequeña?

- Malos y buenos. No pasamos hambre, pero a los 14 años se murió mi madre. Me quedé en el campo con mi padre, un hermano de 16, otro de 5 y otro de 4. Fui madre antes de tiempo...

- Y desde entonces ha estado trabajando, ¿no?

- En el campo, con una señora que no tenía familia y que me llamaba para las faenas... donde ha ido saliendo.

- ¿Y ha cotizado alguna vez?

- Nunca, cobro la pensión de viudedad de mi marido.

- ¿Por qué?

- Porque entonces nadie cotizaba nada, después lo he pensado y me ha dado cuenta de que podía haberlo hecho. Pero era otra época, muy difícil, más si eras mujer.

- La muerte de su madre también la obligó a dejar el colegio, ¿qué le habría gustado estudiar?

- Antes de morirse mi madre, hubo un señor que daba clases particulares a quien lo llamaba. En dos años aprendí todo lo que sé. El hombre venía en su burrito y nos enseñaba a cuatro o cinco críos. Gracias a Dios aprendí las cuatro reglas y por lo menos sé poner mi nombre. Y claro que me hubiera gustado seguir. Mi padre me tenía dicho que me iba a llevar a estudiar como fuera. Porque a mí me gusta mucho la medicina, y la cirujía. Veo operaciones en la tele. Pero la vida me tocó así...

- Cuando observa ahora a la gente joven, ¿qué opina?

- La que no estudia es porque no quiere, porque ahora se dan todas las facilidades.

- ¿Qué más piensa?

- Que las jóvenes están mucho mejor que estábamos nosotras. Pero también las personas mayores decimos: hay que ver esa cría todo el día por ahí de fiesta y las madres se acuestan tan tranquilas... y no se preocupan si vienen tarde o temprano. Y yo con mis hijos me quedaba sentada en el sofá hasta que llegaban porque no era capaz de acostarme, parecía que les iba a pasar algo...

- ¿La vida es mejor ahora?

- Pues claro que sí porque hay libertad, porque antes había que quedarse calladita. Ahora se habla de todo, ni te imaginas la vergüenza que pasé cuando me vino la regla, nadie te contaba nada. Los niños los traía la cigüeña o se los encontraban en algún sitio. Es bueno que la gente tenga información y libertad. Yo ahora hablo con mis hijos de todas las cosas. Solo pido que no vuelva lo que hemos tenido antes, que no vuelva la vida para atrás.