Es una mujer que siempre “saca el lado positivo de las cosas”. Carmela González (Almendralejo, 1985) ha vuelto a su trabajo de dependienta tras pasar los últimos años de su vida decicada a Pablo, su hijo.

-¿Cómo supo que su niño tenía parálisis cerebral?

-Pablo nació muy pequeñito, pesó 910 gramos y tuvo que pasar varios días en la incubadora. Pero fue con 8 meses cuando saltaron las alarmas porque yo me di cuenta de que mi niño no reía, no me reconocía. Le empezaron a hacer pruebas y es cuando le diagnosticaron. Al principio es un shock muy grande, en mi cabeza fue un “y ahora, ¿qué hago?”, también porque la gente tiene la visión de que un niño con parálisis cerebral no interactúa y eso no es así. Pablo reconoce a la gente, se ríe. Cualquier niño tiene trabajo, aunque él tenga un poco más.

-¿Ha tenido apoyo?

-Afortunadamente tengo mucha gente que me apoya y que me ayuda, si no, no hubiera podido volver a la vida laboral. Yo soy madre, cuidadora, mujer y trabajadora. Me ha costado tiempo aceptarlo pero he aprendido que para el bienestar de mi hijo primero tengo que estar bien yo. Este fin de semana, que el niño ha estado con su padre, pues los dos nos reseteamos. Yo reconozco que me equivoqué en pensar que mi hijo sin mí no podía hacer nada. 

-¿Considera que las mujeres tienen una presión social para dedicarse al 100% a sus hijos?

-No sé. Sí es verdad que se nos ha inculcado desde chicas: a la niña se le regala una cocina y al niño un coche y a lo mejor la niña es la que sueña con salir con el coche. Eso al margen del amor de madre claro. Pero sí, el peso lo solemos llevar nosotras, aunque los padres ayuden.

-¿Cómo han pasado la pandemia?

-Como siempre me gusta sacar el lado bueno de las cosas, debo decir que para mí ha sido una oportunidad para conocer más a Pablo, porque hemos estado 24 horas juntos. Pero por otro lado he sentido mucho miedo: por el virus, por si lo cogía cómo lo iba a pasar, por no salir, por no tener a la fisio, que al final los masajes que le da ella no son iguales que los que le pueda dar yo… Aún a día de hoy y aunque esté vacunado seguimos teniendo reparo de salir.

-Hábleme de la asociación Lira

-Yo soy secretaria y voluntaria. Es un grupo de ocio y tiempo libre para chicos con diversidad funcional y sin ella. En septiembre retomamos las actividades pero estas Navidades tuvimos que parar de nuevo. Son veintitantos chicos que se juntan los sábados para ir de excursión, al cine… Como cualquier pandilla.