Livia Estévez (Badajoz, 1980) nació una Nochebuena. Y quizás algo tenga que ver en esa paz que transmite y que fluye igual que su música, a la que siempre se ha dedicado. Hoy está al frente del Centro Integral de Musicoterapia de Cáceres.

-¿Cuándo decidió ser madre y cómo fue el proceso?

-Decidí ser madre cuando sentí que estaba preparada para serlo. El proceso comenzó un mes de abril en mi centro de salud informando a mi médica de mi decisión de ser madre soltera y finalizó el mes de octubre en el CERHA con mi tercera y última inseminación, que dio lugar a mi embarazo. Lo recuerdo con mucha incertidumbre, pues solo tenía tres intentos y cada uno de ellos me generaba una sensación muy ambigua de esperanza y optimismo por un lado y de miedo por no poder conseguirlo por otro.

-¿Tuvo apoyos? ¿Cree que sigue habiendo prejuicios contra las madres solteras?

-Mi entorno me ha apoyado en todo momento con mucho amor e ilusión pero la sociedad actual todavía no está preparada para asumir esta modalidad de familias monomarentales. En todo este tiempo me he ido encontrando en situaciones en las que he tenido que realizar trámites burocráticos donde este tipo de familias no estaban presentes o no estaban actualizadas. Además de esta realidad, otra de la que no se habla es de los prejuicios contra las madres solteras, sobre todo en el ámbito laboral.

-¿Cómo nos forman los sonidos que escuchamos a lo largo de nuestra vida? 

-Antes de aprender a hablar, los niños cantan, ¡qué curioso! ¿no? Yo a mi hijo le he cantado desde el momento en que pensé en ser madre y ya nunca he parado de hacerlo. Da igual como cantes, si lo haces con amor y con intención, eso es lo más importante.

-¿La música “amansa a las fieras”? 

-“La música amansa a las fieras” y “el que canta su mal espanta”... Eso dicen. El mundo en el que nos encontramos está lleno de fieras, sí, pero también de mucha gente bella, con mucho potencial para generar cambios positivos en el mundo.