MUJERES QUE HACEN EXTREMADURA | DEPORTE | Tina María Ramos Atleta

«Ellos recibían dinero, a nosotras nos daban un electrodoméstico»

Tina María Ramos, en una foto de archivo.

Tina María Ramos, en una foto de archivo. / CEDIDA

A resiliente difícilmente se le gana a Tina María Ramos (Badajoz, 1971). La atleta goza de un palmarés envidiable a nivel nacional e internacional y eso que de pequeña le dijeron que «era muy mala, que estaba gordita, que lo dejara», pero no lo hizo. «Al final la vida es una maratón y nunca sabemos cuándo vamos a cruzar la meta», dice. Tuvo que compatibilizar estudios, el trabajo de cocinera en un bar familiar y, a la muerte de su padre, un kiosco además de entrenar. Por eso es especialista, además de en 42 kilómetros, en superar momentos duros y en exprimir cada segundo. 

¿Qué momento recuerda como el más especial de su trayectoria?

No es fácil, son más de cuarenta años de carrera deportiva. Hay varios: ganar por cuarta vez la maratón de Sevilla; el último Campeonato del Mundo en Australia, por lo que significaba meses después de haberme roto el menisco; o mi primera carrera ganada internacionalmente, que fue la de Estocolmo; incluso el más reciente en el que prácticamente me desahuciaron y me dijeron que no iba a volver a correr y gané en mi ciudad. El deporte es muy emotivo y muchas veces no se trata de un gran triunfo.

Si hubiera sido hombre, ¿habría sido diferente?

Sí, eso está claro. Aunque sí me he sentido muy valorada en mi entorno y fuera, como cuando pidieron que me dieran la Medalla de Extremadura. Empecé hace muchos años, cuando solo había una categoría de mujeres y varias más para ellos. Es cierto que corríamos menos chicas. Cuando ellos ganaban una carrera recibían dinero, a nosotras a lo mejor nos daban una plancha, una batidora o un microondas. Eso lo he vivido en mis carnes. 

¿Qué es lo más llamativo que le han dado por ganar una carrera?

El primer microondas que tuve en casa me lo gané en una carrera (risas). Claro, te sorprende. Al hombre le daban dinero en metálico y a la mujer un electrodoméstico. El protagonismo siembre era para el hombre. Incluso cuando las chicas destacábamos más, estábamos en segundo plano.

¿Sigue habiendo machismo?

En los titulares muchas veces anuncian el nombre del ganador y nos dejan en segundo plano. En televisión, también, al chico lo retransmiten en directo y a la chica en diferido. La gente que estamos detrás nos damos cuenta, que todavía hay un poquito de machismo.

¿Cómo ha cambiado la situación?

En términos federativos, ya están casi todas las categorías y en todas las competiciones se distinguen las distintas categorías. En eso hemos avanzado. En mi caso, al menos, no estaba todo tan planificado como ahora. Con 12 años tuve a mi primer entrenador, Narciso Rodríguez. Y, como fui teniendo buenos resultados, fue sonando mi nombre a nivel nacional como una chica que corre mucho, no se cansa y su entrenador no tiene titulación. 

¿Cuándo dio el salto?

Corriendo una maratón en Sevilla se me acercó un señor en bicicleta para decirme que había oído hablar de mí y me quería llevar a Madrid. Fue Fernando -Rodríguez- quien me sacó del trabajo y me llevó a ser profesional. En Madrid descubrí que la mujer también podía vivir del atletismo, aunque era muy difícil.