Junto con la selección de Catar, debutante y anfitriona del Mundial 2022, un catalán hará historia hoy, instalado en la cima del mundo cuando la pelota eche a rodar. Se le distinguirá fácilmente porque tiene la cabeza rasurada y la barba poblada. Una apariencia llamativa, inversamente proporcional a la discreción con la que prefiere deslizarse por la vida.  

Felix Sánchez Bas, como su nombre indica, no tiene nada de catarí. Acaso los detalles que hayan limado su personalidad después de 16 años en Doha. El largo camino emprendido, que empezó en 2006 para dirigir a críos que no eran ni alevines, culmina con su presencia en el banquillo como seleccionador absoluto de Catar.

"Es un sueño hecho realidad poder vivir un momento único, histórico, como es estar en un Mundial”, respondió Sanchez Bas, en catalán, que tradujo luego al español, como en todas las  otras respuestas. El técnico habló en tercera persona del plural al aludir a Catar –“no nos gusta que se hable más de nuestro país y de nuestra gente”, dijo al ser preguntado sobre las críticas al régimen político- y espera “disfrutar” del acontecimiento pese al “sufrimiento deportivo” que daba por garantizado durante el partido frente a Ecuador que abre el torneo (17 h.).

Campeón de Asia

Él será la cabeza de un grupo mayor de catalanes y españoles que empezaron a venir a Doha con el reclamo de la creación de Aspire Academy, una organización para promover atletas de élite, catarís e internacionales, básicamente futbolística. Josep Colomer, el que fuera director de la cantera azulgrana en el primer mandato de Joan Laporta y que se marchó por ser amistad y fidelidad con Sandro Rosell, se instaló al frente del proyecto y le llamó para que le ayudara a inculcar el método futbolístico azulgrana.

Allí que se marchó Felix. “Nos planteamos con mi mujer, que estaba embarazada, estar un mínimo de dos años y un máximo de cuatro. Se nos ha ido de las manos. Señal de que nos ha gustado”, contó en una entrevista con El Periódico recién conquistada la Copa de Asia de 2019. No había nacido el primer hijo y ya tiene tres.

Habló entonces por un logro histórico, ampliado ahora con nuevos capítulos como lo es haber sobrevivido al cargo hasta el Mundial. Un banquillo muy apetecible que ha tenido muchos pretendientes y muchos ocupantes. “Es una trituradora”, cuenta un excolaborador de Felix que permaneció varios años en Catar.

El español Sánchez, seleccionador de Catar, admite que Ecuador es favorita EFE/Antonio Lacerda

Victoria sobre los 'big names'

No hace falta más que ver la (escasa) duración de cada técnico contratado por la federación local. “Por la cultura propia que tienen, allí quieren big name y se rigen más por eso que por la meritocracia”, añade este entrenador. Y la federación quería un big name para que fuera la cabeza visible de la selección en su presentación al mundo de este domingo. Sonaron nombres como los de Zinedine Zidane, Julen Lopetegui y Jorge Sampaoli.

Nadie daba un duro por Felix, pero ha acabado sobreviviendo hasta ser él el name que lidera a la selección asiática. Ha sobrevivido porque le avala el éxito. “Es un entrenador espectacular y se ha ganado el respeto de todos, que no es fácil allí”,  cuenta otro de sus exayudantes. Es Sergio Alegre, hoy al lado de Xavi Hernández en el Barça, que lo fue también de Felix en la selección entre 2017, cuando tomaron las riendas de la selección sub-23 y más tarde la absoluta, hasta 2019.

De cerca vio la conquista de la Copa de Asia sub-15 en Myanmar (país antes conocido por Birmania) y el ascenso paulatino de cada categoría hasta el éxito de la sub-23 en la misma competición en 2018. Catar no perdió ningún partido. Cayó en la semifinal al empatar con Vietnam (2-2) y sucumbir en los penaltis. Quedó tercera.

Campeón invicto

La perfección que dejó boquiabiertos a los jeques se vio al año siguiente con la absoluta. La selección ganó los 7 partidos hasta proclamarse campeona. Marcó 19 goles y solo encajó 1. Batió a Líbano (2-0), Corea del Norte (6-0) y a Arabia Saudí (2-0) en la fase de grupos, y sucesivamente a Irak (1-0), Corea del Sur (1-0), Emiratos Árabes, el anfitrión, en la semifinal (4-0) y a Japón (3-1). A todos los grandes del continente.

Rueda de prensa de Félix Sánchez, entrenador de Catar Antonio Lacerda

“Fue como si Islandia hubiera ganado la Eurocopa”, fue la comparación de Felix Sanchez Bas (Barcelona, 13 de diciembre de 1975) entonces. Llegó poco después la pandemia, y el futbol se paró. Catar se volcó en prepararse, y el técnico firmó y blindó su renovación hasta el Mundial. Los jeques no tenían ningún motivo para cambiar, ni ninguna garantía de mejora.

El trabajo estaba hecho. En un país de 2,9 millones de personas, de los que algo más de 300.000 son de nacionalidad catarí, el criterio de selección es casi natural. No hay mucho donde elegir entre los chicos futbolistas de cada generación. La mejora solo llega a través de mucho esfuerzo -un hábito inexistente donde la población local tiene un sustento económico garantizado de por vida-, y a través del método. Es el del Barça. Retocado y adaptado al lugar, a la idiosincrasia y a la cultura catarí. Y a las circunstancias. Catar ni juega, ni mucho menos como ningún Barça.

La cabeza y el cuerpo

“Pero va a competir seguro”, afirma Alegre, que resalta de su íntimo amigo la capacidad de trabajo y la lectura de los partidos.

Detrás de la cabeza de Felix, en el tiempo y en la jerarquía técnica de la selección de Catar, habrá más catalanes haciendo historia. Los componentes del cuerpo técnico: Francesc Sánchez, su hermano, quien se formó y permaneció varios años en el fútbol base del Barça; Albert Fernández, extécnico del Girona y exayudante de Michael Laudrup en Al Rayyan; tres preparadores físicos (Alberto Méndez, Carles Domènech y David Rodríguez) y el analista Javi Ramos. El único extraño es el preparador de porteros, el alemán Julius Buscher.