El Mundial de 2006 arrancó con tres victorias consecutivas en la fase de grupos, pero acabó muy mal. España no pasó de los octavos. En aquel equipo ya jugaban Casillas, Cesc, Puyol, Sergio Ramos, Xavi, Iniesta, Villa y Fernando Torres, pero también la vieja guardia que lideraba Raúl González Blanco y en la que también figuraban Albelda, Marcos Senna o Marchena. Dos generaciones distintas; dos formas, incluso, de entender la vida.

Alemania fue el principio del fin para algunos, sí, pero también el germen de algo muy grande porque, a partir de aquel torneo, España fue campeón de todo durante cuatro años consecutivos, los que van de la Eurocopa 2008 a la Eurocopa 2012 pasado por el Mundial 2010. Los mejores años de la historia de La Roja tuvieron su ceremonia fundacional en una triste derrota ante la Francia de Thierry Henry (acabaron subcampeones) el 27 de junio de 2006 en el HDI-Arena de Hannover. Aquel Mundial, que hasta el momento había ido como la seda, empezó a torcerse justo antes del descanso, cuando Ribery igualó en el minuto 41 el tanto inicial de David Villa, de penalti, cuando solo se llegaba a la media hora de partido. El partido arrancó con el saludo y el intercambio de banderines protocolario entre Raúl y Zidane y acabó con el ex técnico madridista marcando el 3-1 a Casillas en el minuto 90. Antes Vieira había hecho el 2-1 de cabeza adelantándose a un Ramos, aún melenudo, que perdió la marca en el segundo palo. Aquello, es inapelable, fue el adiós a la Eurocopa, pero también el inicio de una bonita historia.

Porque el trabajo realizado por Luis Aragonés había empezado y no estaba dispuesto a que el crudo resultado le amargase la fiesta que estaba por llegar dos años más tarde en la Eurocopa de 2008. Pero volvamos a Alemania, donde la fase de grupos empezó a dejar muestras de que algo estaba cambiando en el combinado español. Ahí seguía Raúl, pero ya no como alguien intocable. La ‘Furia’ era cosa del pasado y el ‘tiki-taka’ empezaba a asomar la cabeza.

La prensa internacional alucina con La Roja

En el debut, ante Ucrania, España jugó un partido muy completo y acabó goleando 4-0, con un gol de Xabi Alonso a los trece minutos que abrió el camino de la victoria. David Villa hizo un doblete y Fernando Torres cerró el marcador, pero, sobre todo, lo mejor fue la imagen y el fútbol ofrecido por La Roja con Raúl en el banquillo, lo que escenificaba un relevo de poderes evidente. “España hace temblar”, titulaba ‘La Gazetta dello Sport’. “¡Deslumbrante España!”, escribía ‘L’Equipe’ mientras explicaba que “la selección no estuvo lejos de conseguir un partido perfecto”. En China, a lo suyo: “El misil nuclear no puede con los toreros”. Pero el ‘Financial Times’ iba más allá: “España hizo una demostración de un juego de ataque moderno”. Los ingleses, sin saberlo aún, lo habían clavado. Lo mejor estaba por venir.

David Villa logró un doblete en el debut de España ante Ucrania en el Mundial de Alemania 2006. EFE

Los dos siguientes partidos de la fase de grupo se resolvieron sin mayores problemas: un 3-1 a Túnez con goles de Raúl y Fernando Torres, que hizo doblete y uno fue de penalti, y un 1-0 ante Arabia Saudita tras un solitario gol del entonces futbolista del Betis, Juanito Gutiérrez.

Santi Cañizares acabó con la portería a cero ante Arabia Saudita en el Mundial de Alemania 2006. JORDI COTRINA

Entre tantas caras largas después de la eliminación ante Francia, Fernando Torres hizo una reflexión que, con el paso de los años, adquiere un valor incalculable: “Quizá no era este nuestro momento, nuestro Mundial, pero este equipo debe tener un crédito para el futuro. A diferencia de otras selecciones, este grupo sí ha conseguido calar en los aficionados por su manera de jugar, por su estilo”. No solo acabó calando entre la afición española, sino que conquistó el mundo con dos eurocopas y un Mundial logrados con un “fútbol moderno” lleno de “jugones”. España solo ha ganado cuando ha echado el balón al césped y ha echado ‘La Furia’ a la papelera de la historia. En 2006 empezó a hacerlo.