Las imágenes de los aviones estrellándose contra las Torres Gemelas han vuelto a invadir esta semana las televisiones con el quinto aniversario de la tragedia. En realidad, nunca se han marchado de la memoria colectiva de Occidente y eso también ha contaminado al cine. Un cacereño, Miguel Angel Huerta, analiza el impacto del 11-S en el cine norteamericano en un libro titulado Celuloide en llamas (Notorius Ediciones) que ya está en las librerías.

Huerta, profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad Pontificia de Salamanca, es crítico en distintas publicaciones y un enamorado del séptimo arte . Su visión sobre cómo afectaron los atentados a la industria va más allá de los meros detalles formales. "Me interesa mucho la vertiente del cine como medio de masas", remarca.

"Las imágenes de Nueva York se parecían tanto a algunas películas anteriores que los servicios de inteligencia reclamaron la colaboración de Hollywood. Las huellas de los atentados y sus consecuencias se fueron filtrando en películas muy dispares", afirma. Los ejemplos más directos han sido World Trade Center , de Oliver Stone, aún por estrenar en España, y United 93 , ésta sobre el avión que se estrelló misteriosamente en Pennsilvania, supuestamente por la resistencia que ofrecieron los pasajeros a los terroristas.

En el estudio se destaca el hecho de que varios filmes vieron retrasado su estreno y que otras enfatizaron su mensaje patriótico en un momento insólito en la historia de EEUU. "Ediciones en DVD de películas como Windtalkers o Tras la línea enemiga incluían piezas promoviendo alistarse en el ejército", cuenta. Su favorita sobre este nuevo subgénero es La última noche , en la que el 11-S es casi una trama paralela que se centra en cómo afecta el ataque terrorista a la vida cotidiana de los distintos personajes. Sí echa en falta una película que explique más bien "por qué pasó" en lugar del "qué y el cómo", "aunque Syriana se ha aproximado".El lado cacereñoMetido en una vorágine de entrevistas promocionales --ha intervenido en las principales cadenas de televisión nacionales y publicado un artículo en el suplemento cultura de El País --, Huerta conserva dentro de sí un amplio espacio sentimental para la ciudad en la que nació y vivió hasta los 22 años.La última década la ha pasado estudiando y trabajando en Salamanca, pero, como afirma, "siempre he presumido de cacereñismo allá donde he estado. En esa ciudad me hice como persona y como cinéfilo. Muchas tardes de domingo de mi infancia las he pasado en las sesiones dobles del Coliseum". Está además "muy agradecido" de que en la emblemática revista local

El País

"siempre he presumido de cacereñismo allá donde he estado. En esa ciudad me hice como persona y como cinéfilo. Muchas tardes de domingo de mi infancia las he pasado en las sesiones dobles del Coliseum". "muy agradecido"V. O.