En la boda real pueden rodar cabezas. Por ejemplo la de Peter Loughborough responsable policial a cargo de la vigilancia del castillo de Windsor. La imponente fortaleza resulta ser un risible coladero para los intrusos a pesar del aparatoso despliegue de efectivos con motivo del enlace nupcial.

A 72 horas de la boda de Carlos y Camilla, dos periodistas del diario The Sun , disfrazados de repartidores, traspasaron los controles del recinto sin el menor problema. A las 5 de la tarde del miércoles, los reporteros cruzaron la puerta con una furgoneta blanca, sin que miembro alguno de la policía revisara el interior del vehículo. Dentro iba un gran paquete de color marrón en el que estaba escrita la palabra "bomba".

Nadie les reclamó los pases de seguridad ni los avisos del pedido. Los impostores circularon a sus anchas por las inmediaciones de las habitaciones de la reina y de la capilla de San Jorge, donde mañana tendrá lugar la bendición matrimonial.

El reportero Alex Peaje posó entre los torreones junto a la furgoneta mientras era filmado en un vídeo, que ayer proyectaron con gran alboroto las teles.

LA REINA ESTABA EN CASA "Si hubiera sido una bomba de verdad hubiera destrozado el castillo, causando una carnicería y hubiera posiblemente matado a la reina, que estaba en la residencia", comentaba melodramáticamente The Sun . Abochornado, Ian Blair, responsable de la policía metropolitana, reconoció que el incidente era "inquietante" y ordenó una investigación.

En medio del sobresalto, en Clarence House trataban de completar los preparativos. Llama la atención la escasa relevancia dada a la verdadera boda, en la alcaldía de Windsor, reducida al más simple trámite burocrático, sin lecturas, ni música y de la que no habrá ni siquiera una foto. El príncipe Guillermo que llevará los anillos y Tom Parker-Bowles, el hijo de Camilla, actuarán como padrinos, acompañados por los otros hijos de los contrayentes, Laura y el príncipe Enrique.

Las televisiones sí estarán en la capilla de San Jorge. Allí, ante el arzobispo de Canterbury y 800 invitados, los recién casados pedirán perdón por "sus debilidades y pecados", en una plegaria de 1662 que terminará con la frase "nos arrepentimos sinceramente".

Uno de los que escuchará el acto de contricción será el exmarido de Camilla, quien presumiblemente presenciará la escena en directo.

Después, el príncipe y Camilla se jurarán fidelidad. La ausencia casi total de realeza europea la compensa la presencia del cantante Sting y de actores británicos, entre ellos, Kenneth Brannagh y Stephen Fry..

MARICHALAR CUMPLE AÑOS Jaime de Marichalar celebró ayer el 42º cumpleaños con sus hijos en el parque de El Retiro. El marido de la infanta Elena paseó por los jardines y montó en barca como muchos madrileños que visitaron el parque. Froilán hizo parte del camino a hombros de un escolta.