EXTREMADURA nació con una clara vocación regional, la misma que en la actualidad conserva. El propio obispo anunciaba que el diario pretendía ser «el alma de la suspirada regeneración regional en todos los órdenes», sin perder la vertiente católica con la que fue concebido.

El cacereño Tomás Murillo Iglesias, abogado del Estado, jefe de la delegación de Hacienda de Cáceres, presidente de la Junta de Acción Católica y del consejo de administración de Editorial Extremadura, defendió la creación de un diario «esencialmente informativo», alejado -decía- «de todo partido político y de cualquier discusión de doctrina o personal».

Desde sus inicios, el interés por las nuevas tecnologías se dejó notar en el diario, que ya en febrero de 1925 inaugura una entonces potente estación receptora de telefonía sin hilos, todo un avance que nos permite una tirada de un millar y medio de ejemplares diarios, una cantidad insólita y hasta el momento nunca conseguida.

Poco después, en marzo de 1926, el EXTREMADURA inicia dos ediciones diarias, una cerraría a las cuatro de la mañana y otra lo haría a las seis de la tarde. Los tipos de letra, factura y composición del periódico mejorarían considerablemente.

Coincidiendo con el quinto aniversario de su fundación, Antonio Reyes Huertas se hace cargo de la dirección del periódico. Las mejoras que Reyes Huertas introdujo en el diario comenzaron a hacerse patentes el 26 de diciembre de 1928. El EXTREMADURA, que convivía entonces con otros diarios ya históricos como El Adarve o El Noticiero, era el periódico que contaba en Cáceres con mayor número de suscripción fija y de anuncios.

Pero su posición ideológica le acarreó las peores consecuencias con la proclamación de la Segunda República. En 1932 se produce la suspensión de nuestro periódico. Precisamente, es La Libertad, un diario de Badajoz, el que informa de la noticia en este párrafo: «Continúa la suspensión del Diario Católico Extremadura, habiendo sido lacrados y sellados los locales de Redacción, Administración y Talleres». Defensores de la Derecha General Agraria y combativos con la República, el rotativo acumulaba multas y generaba polémica por los continuos enfrentamientos con el ayuntamiento cacereño.

Cáceres, en el centro de la noticia

En 1933, al cumplirse nuestro décimo aniversario, el Extremadura afianzaba su tendencia ideológica recordando en su portada al fundador, un desterrado cardenal Segura al que definía como un «programa de ideales en estas palabras de San Pablo: Todas las cosas y todas en Cristo».

Pese a la dramática situación que vivía España en 1936, el Periódico siguió cumpliendo su papel de portador de noticias. Una de ellas hay que destacarla por su relevancia histórica: fue Juan Milán Cebrián, redactor de nuestro periódico, quien lanzó al mundo el 27 de septiembre, a las diez de la noche, la designación de Franco en Cáceres como caudillo de España, jefe del Estado y generalísimo de los tres ejércitos, un acontecimiento que convirtió a la capital cacereña en centro internacional de noticias y, a nuestro diario, en mensajero de un hecho que marcaría los próximos 40 años de la historia de España.

Años de guerra

La guerra se llevó muchas cosas, también ejemplares del EXTREMADURA que han sido imposibles de localizar en la actualidad, aunque parece que queda constancia de que durante todo el conflicto bélico el periódico se publicó sin excepción. Un año después, en 1937, Rafael Bitini y López de Guijarro se encargaría de la dirección de la empresa. Bitini nació en Barcelona en 1909 y era secretario particular de Francisco Sáenz de Tejada y Olazágal, gobernador civil de Cáceres que ese mismo año sustituyó a Lepoldo Sousa.

En el año 1939 el periodista Dionisio Acedo fue nombrado director del Extremadura, lo que supuso el inicio de una nueva andadura del periódico, que fue guiado por la experiencia de un hombre singular. De marcado carácter social, el periódico celebró el 1 de abril de 1948 sus bodas de plata, un acontecimiento que los trabajadores vivieron con especial emoción y que valió incluso el reconocimiento del entonces director general de prensa, Tomás Cerro, quien envió un telegrama felicitando por estas bodas de plata que tuvo una amplia cobertura informativa en el periódico. Con tal motivo tiene lugar una fiesta religiosa solemne en la parroquia de San Mateo y el obispo es recibido por el Consejo de Administración de Editorial Extremadura, presidido por Emilio Villar, así como por los consejeros León Leal Ramos, Sánchez Manzano, González Herrera y González Ávila.

Modernidad en los 60

El 12 de marzo de 1958 se produce otro cambio importante en El Periódico, que a partir de ese momento pasaría de cuatro a doce páginas, cambiaría su diseño y ampliaría sus secciones. En ese período el Extremadura seguiría sin perder su fuerte vinculación con la Iglesia, como lo demuestra la visita, en 1964, del nuncio de Su Santidad en España Antonio Riberi.

Su llegada a las instalaciones del diario se definió entonces como un hito histórico. En el Palacio de la Generala, Riberi fue recibido por el Consejo de Administración y personal de la casa, con quienes departió durante 45 minutos. A las puertas del palacio le esperaban el presidente del consejo de administración, el secretario y los consejeros. También se sumaron el delegado provincial del Ministerio de Información y Turismo, Luis Fernández Madrid, el director del diario, Dionisio Acedo, su redactor jefe Germán Sellers y sus redactores Enrique Baltar y Juan Rosado Arroyo.Las cámaras de Bravo y Enrique Caldera inmortalizaron el momento. En 1971, después de 32 años como director del Diario Extremadura, Dionisio Acedo se despide del rotativo por motivos de jubilación. Su sustituto al frente de la dirección sería Germán Sellers de Paz. k