Hola papá. Hace mucho que no hablamos, demasiado. Pero no creas que me he olvidado, lo que pasa es que soy ‘muy dejao’, como dice mamá. Solo quiero charlar un rato, contarte cómo me va, lo que estoy haciendo. ¿Recuerdas cuando te dije, hace ya muchos años, que quería estudiar periodismo? No te acabó de convencer. Sin poder afirmarlo con seguridad, creo que no te hizo demasiada gracia, que tenías en mente otra cosa. Por suerte, soy muy cabezón («como buen Jiménez», dirías), y seguí adelante. Hoy, muchos años después, estoy seguro de haber acertado. Y he tenido momentos de duda, lo reconozco. Pero al final opté por seguir.

ya han pasado más de 20 de años de ese momento, 18 desde que tú no estás. Por eso no sabes que hace 17 años empecé a contar historias en El Periódico Extremadura, sin duda, mi casa. Aún recuerdo el primer día que pisé la redacción, con la mochila al hombro. Un becario asustado. Apenas me dio tiempo a sentarme y directo a una rueda de prensa, aunque solo de acompañante. Primera lección. Ahí comenzó el verdadero aprendizaje del periodismo, porque lo de la universidad está muy bien, pero esta profesión se aprende viviéndola, con el día a día, con el contacto con la gente, con la pantalla, con el teclado, con el teléfono, con el papel, con los errores (demasiados) y los aciertos.

En 17 años ha habido de todo. Momentos malos, como la salida obligatoria de compañeros o días en los que uno piensa que no va a llegar a tiempo al cierre (en mis pesadillas está el último ascenso del Cacereño a Segunda B, en Tenisca, ¡vaya noche difícil!). Aunque para malo malo, nuestros horarios imposibles. ¡Pero oye!, a todo nos acostumbramos y al final hasta creo que nos gustan.

Pero prefiero quedarme con los buenos, que son mayoría, sin duda. Y al final, sabes una cosa, me alegro de haber sido tan cabezón y haber estudiado periodismo, de dedicarme a esto, de poder compartir la emoción de trabajar en un diario que lleva 95 años contando (y haciendo) la historia de nuestra tierra. Quiero pensar que si me hubieses visto, tú también pensarías ahora que acerté. Bueno, no quiero aburrirte más. Prometo volver a escribir. k