Llovió bastante el 25 de abril y, quién lo diría, ese detalle mitigó, en parte, la impotencia que sentían los almendralejenses de no poder celebrar San Marcos como les gusta a ellos. La pandemia y el confinamiento dejó por primera vez en su historia a Almendralejo sin San Marcos. Al menos, en el campo, porque el espíritu de la romería sí se hizo notar desde las casas.

De hecho, no fue un sábado cualquiera de confinamiento. Los balcones se llenaron de flores, pañuelos rojos y adornos típicos de la romería para hacer sentir que era San Marcos. Cientos de familias se ataviaron con prendas blancas y pañoletas rojas colgadas en el cuello para disfrutar del día. Sacarse una foto y subirla a redes sociales era la única manera de hacer ver a los demás que la fiesta se celebraba en casa.

Muchos aprovecharon también para sacar las barbacoas a los balcones y asar los tradicionales choricitos, pinchitos y pacentas típicas de campo, así como vaciar la nevera de cervezas y buen vino de la tierra.

Los más atrevidos e ingeniosos, además, llegaron a simular en los salones de sus hogares que hacían el camino de San Marcos con vestimenta tradicional y simulando que marchaban en carrozas. Otros decoraron los balcones con pañuelos rojos y flores, mientras que otros lo hicieron también en el interior de la casa. Hasta el capitán del Extremadura, Gio Zarfino, que es uruguayo y apenas lleva dos San Marcos en la ciudad, se contagió del espíritu de la romería del pueblo que le acoge con los brazos abiertos.

El alcalde José María Ramírez, por su parte, comentó en un programa especial de Radio Comarca de Barros que «repetir el día de San Marcos otro día no tiene sentido. Otra cosa es que se quiera celebrar un acto religioso», en alusión a que no se podrá recuperar esta fiesta, aunque el ayuntamiento fijará otro festivo más adelante.

La agrupación folclórica Tierra de Barros, que lleva colaborando desde 1987 con la celebración de la romería, también lo hizo esta vez con un vídeo homenaje sobre San Marcos y la interpretación de la canción tradicional de la romería.

Fue, en definitiva, una fiesta diferente, pero con la sensación clara y evidente de que el año que viene todo será mejor.