Un año más, Almendralejo ha vuelto a sacar su lado más solidario en estas fechas tan entrañables de Navidad para hacer felices a aquellos que, por unas circunstancias o por otras, lo están pasando mal y apenas tienen recursos básicos para tener una vida normal. En el último pleno del año lo comentó el propio alcalde, José García Lobato, quien dio las gracias en nombre de toda la ciudad a los cientos de voluntarios que durante estos días han invertido su tiempo para que otros puedan ser igual que felices que la mayor parte de ciudadanos.

Varias han sido las campañas de recogida de alimentos que han logrado rebasar, entre todas, los más de 5.000 kilos de comida. La más grande se ha llamado Macrooperación kilo y ha sido promovida esta vez por la plataforma de organizaciones solidarias. Compuesta por Cruz Roja, Provida, Despierta Almendralejo, Fundación San Juan de Dios, Proclade Bética y Cáritas, ha conseguido recaudar 3.000 kilogramos de alimentos que ahora cada colectivo canaliza a su manera. Sobre todo se ha recogido leche, galletas, aceites, legumbres, alimentos infantiles e incluso productos navideños, codiciados en estas fechas y casi inalcanzables para estas personas.

A esta campaña se han sumado los colegios y centros educativos de Almendralejo. La imagen más entrañable se vio, como sucedió el pasado año, en la San Silvestre Escolar de Montero, donde cada grupo representativo de un centro iba depositando un kilo por alumno en una mesa larga organizada por Cruz Roja Almendralejo. Sólo en esa jornada se llegaron a los mil kilos recogidos.

Tampoco ha fallado este año la hermandad de la Merced, que se ha reunido en dos ocasiones para llevar a cabo la V Caravana Solidaria. Por los distintos barrios y a pie por las calles, sus voluntarios iban recogiendo alimentos en un remolque hasta llegar a la cifra de 1.199 kilogramos de comida.

A ellos se ha unido otra campaña con la Hermandad de la Buena Muerte, Cáritas, representantes del Hogar de Mayores y el colegio Antonio Machado. Son anónimos donantes de felicidad que, año tras año, deciden dedicar su tiempo libre a aquellos que lo necesitan. Un bello gesto de humanidad.