Con diez extremos por banda, viento en popa a toda vela, el Extremadura U.D. vuela de una a otra categoría liguera ¿Volveremos a vivir otro milagro deportivo? Podemos soñar con ello, pero también es momento de pensar que, por contra, su histórico y mítico homónimo se hunde vertiginosamente en las procelosas aguas de las categorías ínfimas del deporte rey. Alguien debería recapacitar sobre qué ha podido hacerse mal para que casi todo un pueblo dé la espalda o haya olvidado al equipo que tan buenos momentos y tanta gloria le ha deparado. Aunque bien es cierto que, dentro y fuera de casa, muchos están confundidos y creen aún que éste, el del reciente ascenso, es el Extremadura de siempre, ignorando la coexistencia de ambos equipos: la U.D. y el C.F.. Lo cual debe ser aún más doloroso para quienes pueden sentir que les han expropiado el campo, el nombre, el escudo y los colores futbolísticos, y hasta podría decirse que la afición. Pero, más que a lamentarse ¿no debería esto inducirles a la autocrítica?

Felicitamos a la Unión Deportiva por la extraordinaria hazaña de subir tres categoría en tres años; todos los almendralejenses debemos alegrarnos de ello. Pero cuando a altas horas de la madrugada nos sobresaltan las voces de su eufórica afición, no podemos evitar un emotivo recuerdo de aquellos inolvidables momentos que todos vivimos con el C. F. Extremadura, y reconocer que con ese equipo y ese club nació el fútbol en nuestra ciudad y se creó una extraordinaria afición.

Aunque quizá sea muy pronto para decir que a rey muerto, rey puesto, ¡Aúpa el Extremdura Unión Deportiva!