TCtuando el judeo-alemán Maler A. Rothschild inventó la banca y el americano Isaac M. Singer la venta a plazos, sabían, y bien, de la redondez de sus negocios. Los banqueros, prestando dinero a los gobiernos y condonando deudas a los partidos políticos tramposos con el dinero de sus accionistas, tienen más que asegurada esa ikeana república independiente en la que viven y disfrutan. Eso sí, cuando pintan bastos, la mayoría, como plañideras, acuden al gobierno de turno para que les ponga en bandeja 250.000 millones de euros y se hagan cargo de sus morosos. Ni Vara , ni Monago , por mucho que lo intenten, hablando o platicando, conseguirán doblegarlos. ¿Para qué? si a la vuelta de la esquina volvemos a tener elecciones y hay que recurrir a ellos para financiar sus campañas y vuelven a sacar pecho. Aunque los empresarios se amotinen como en Aranjuez o Esquilache encerrándose en sus sucursales, a estos usureros sablistas de la necesidad ajena les importa lo que a mí las huelgas de hambre del etarra De Juana Chaos , que tres de cada cuatro empleos los cree la pequeña y mediana empresa o que las familias españolas se arrastren para asegurar el sustento de los suyos y el mantenimiento de sus hipotecadas viviendas. Y encima algunos dicen que la culpa es de nuestro hacendoso concejal Pedro García , que les impuso una tasa por los cajeros en la vía pública. Tenían que cobrarles hasta por pensar, como hacen ellos. Lloremos, para no tener que mear como gusta a Mercedes Milá cada vez que entra en la ducha. Lástima que sólo disponga de 25 líneas para esta columna.