Almendralejo enviará un cargamento de caramelos elaborados en la capital de Tierra de Barros a Irak para endulzar la reconstrucción a los niños de este país asolado por la guerra. La iniciativa parte del ayuntamiento y la anunció el alcalde José María Ramírez en la recepción que ayer tuvo con los familiares de los ocho militares almendralejenses que forman parte de la brigada española Plus Ultra II desplazada a Diwaniya (Irak).

Algunos de esos militares han comunicado a sus familiares que los niños iraquís tienen especial predilección por los caramelos y que es una golosina que aprecian mucho. Juan Manuel Asuar, padre de la soldado de 20 años Gemma Asuar Fernández, indicó que "mi hija me dice que los soldados, cada vez que pueden, compran y les regalan caramelos a los niños iraquís". Aún se desconoce cuántos kilos de caramelos se enviarán a Irak y cuando se efectuará el envío desde Almendralejo, ya que todo depende de la manera que se elija para transportarlos.

En cuanto a la estancia de su hija en Irak, Juan Manuel Asuar aseguró que "es una experiencia nueva que llevamos lo mejor que podemos, no es la primera vez que mi hija falta en Navidad, hace un año estuvo en las costas gallegas retirando chapapote de las playas".

La madre de esta misma soldado, María Teresa Fernández, aseguró que "desde que está en Irak no me pierdo un informativo para saber en todo momento cómo está, sé que es su trabajo pero es duro para mí".

Todo esto se comentó ayer en el homenaje que el ayuntamiento tributó a los familiares de los ocho soldados almendralejenses desplazados a Diwaniya con la Plus Ultra II en el salón de plenos municipal. El alcalde recordó que, aunque muchos sectores (entre los que se incluía) se oponían a la guerra, ahora sólo cabe esperar que los soldados vuelvan pronto, el regreso será en abril, y sanos. Finalmente, el edil almendralejense entregó una medalla de la patrona, la Virgen de la Piedad, a los familiares homenajeados.

Todos ellos están viviendo unas navidades especiales. Ana García, madre del sargento Juan Miguel García, explicó a este diario que en su casa la celebración de las navidades se adelantó en el tiempo y tuvo lugar cuando el sargento aún no había partido a Irak.