Hay 159 municipios en toda España donde se puede elaborar cava con denominación de origen. Y de todos ellos (132 son catalanes), sólo uno es extremeño: Almendralejo. La localidad pacense logró esta certificación oficial en 1983 después de una intensa pelea por parte de un grupo de enólogos que reclamaron al Ministerio de Agricultura que acogiera a la capital de Tierra de Barros en la DO Cava. Les llamaron locos en su momento, como bien relató uno de ellos hace poco en este periódico. Hoy se les conoce como los padres del cava extremeño: Aniceto Mesías, Marcelino Díaz y Pablo Juárez.

«No te ponían las botellas ni en las bodas de tus amigos», decía Aniceto Mesías que ha vivido en primera persona la dificultad de hacerse hueco en un sector prácticamente catalanizado. «Pero con el tiempo hemos demostrado que tenemos un cava a la altura de los mejores». Este año, las cuatro bodegas elaboradoras de cava en Almendralejo alcanzarán las cinco millones de botellas producidas, un 30% más que la cifra del pasado año y un auténtico récord en el histórico del cava extremeño.

Un sinfín de premios nacionales e internacionales, el reconocimiento de grandes expertos y unos datos que parecen no tener techos han situado al cava de Extremadura como un «producto excepcional» en el catálogo. Pero la propuesta del consejo regulador de la DO Cava de limitar la inscripción de nuevas superficies de viñedo para la concesión de nuevas plantaciones se presenta como un nubarrón oscuro que reventaría las opciones de crecimiento de este singular producto.

David Díaz, gerente de López Morenas, la mayor productora de todas, asegura que «no se puede primar más a una zona que a otra», en clara alusión al porcentaje de hectáreas entre comunidades. En Extremadura sólo hay 471 hectáreas para cava con denominación de origen con respecto a las más de 30.000 en toda España. «Estamos creciendo a un ritmo del 30% y otras regiones a un 1%. Entiendo que se pretenda proteger al cava, pero no pueden cortarnos el crecimiento».

Desde el consejo regulador se pretende preservar el prestigio y la imagen del cava. Entienden que limitar su producción sería revalorizar el producto. «Puede haber actores que produzcan cava a un precio que lo desprestigien», cree Marcelino Díaz, otro de los grandes productores extremeños. «Eso que para el consejo puede ser bueno, quizá no beneficia tanto en el caso extremeño. Y ahí estarán nuestras autoridades para negociar». añade.

Los cavistas extremeños no quieren entrar en polémicas con los catalanes, aunque saben que la calidad del cava de Almendralejo está llegando a una altura «que nadie esperaba» y los consumidores cada vez optan más por tener un ‘extremeño’ encima de la mesa.