Si es cierto que las profesiones relacionadas con las ciencias van a tener un índice de inserción laboral muy alto en el futuro, hay almendralejenses a los que, seguramente, no les falte trabajo. La ciencia ha dejado de ser un juego para muchos y convertirse en una pasión, una forma de vivir y una atracción. Aunque el objetivo de la Escuela de Jóvenes Científicos es, simplemente, despertar el interés por las ciencias, el nivel va superándose año tras año y, en algunos casos, sorprende la soltura, imaginación y creatividad de alumnos que apenas han cumplido los 12 años.

El patio del centro cultural San Antonio volvió a ser el escenario de la Feria de las Ciencias escolar de Almendralejo donde se presentaron 16 proyectos finalistas. Las invenciones de los equipos es el trabajo de todo un curso enfocado a la ciencia. «Suelen ser cosas sencillas y demostrativas en los más pequeños, pero elementos con mucha creatividad y desarrollo en los mayores», apunta Concha García, responsable este año de los cursos.

Hay inventos para todos los gustos. Paula Fernández, una de las ganadoras del pasado año, ha exhibido un control de estacionamiento utilizando arduino. También hemos visto un motor homopolar, por Alejandro Martínez; un reloj líquido, por Pablo Ramiro; un robot, por Hugo Arias; un cilindro boomerang, por Adrián Lopezosa; un robot por arduino, de Fernández Pérez de Vega; un electroiman, por Alejandro Sánchez, un invento de líquidos que se odian, de Andra Esperilla y dos juegos de programación de Teresa Porras y Arturo Morales.

«Me ha sorprendido mucho un proyecto de cristalización porque no hemos tocado ese tipo de evaporaciones físicas y algunos ya lo han llevado a cabo», decía Concha. Y está en lo cierto. Alejandro López, un alumno de cuarto de primaria del Ruta de la Plata (sólo diez años), ha mostrado un proyecto de árboles de papel cristalizado. Impresiona más su forma de explicar el fenómeno físico que incluso el proyecto. Alejandro nos hace una demostración y nos explica que el líquido asciende por capilaridades a través de la evaporación y que utiliza amoniaco para acelerar el proceso. Todo una proeza.

La feria se ha convertido en un referente para escolares que asisten atónitos a las presentaciones. Quién sabe si estamos ante futuros científicos. Maneras, desde luego, apuntan.