Unas treinta personas guardaron ayer cinco minutos de silencio en la puerta del ayuntamiento en señal de protesta y para condenar el último atentado de la banda terrorista ETA, que este miércoles asesinó al empresario vasco, Ignacio Uría.

A la concentración, convocada por la Federación Española de Municipios y Provincias (Femp), asistió el alcalde José María Ramírez, parte del equipo de gobierno, los partidos políticos de la oposición, responsables de los cuerpos de seguridad, trabajadores del consistorio y ciudadanos, que quisieron mostrar públicamente su repulsa a las actuaciones de la banda terrorista.

Tras el acto, Ramírez destacó "que esta vez ha sido un empresario de la construcción, sector que, curiosamente, en esta época lo está pasando bastante mal, y que encima tiene la amenaza terrorista por estar en el País Vasco por participar en una obra pública para favorecer el desarrollo de la comunidad autónoma". Reflejó su deseo y el del ayuntamiento de que "los asesinos que han cometido este delito sean detenidos y pasen en la cárcel el tiempo que le corresponden", al tiempo que apeló a la unidad de todos los partidos para acabar con el terrorismo. "Ojalá que esta sea la última vez, que con todos unidos llegará el momento que el cerco de ETA llegará a su fin", añadió.